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UNA NUEVA EUROPA

Fuerte derrota de Thatcher a manos del laborismo en una elección parcial

La creciente impopularidad de Margaret Thatcher proporcionó ayer al Partido Laborista una espectacular victoria en la elección parcial de Mid-Staffordshire, donde consiguió uno de cada dos votos. El rechazo que genera la poll-tax fue letal para las aspiraciones conservadoras de mantener uno de los escaños tory más seguros del país. Kenneth Baker, el presidente conservador, que al comienzo de la campaña electoral equiparó la consulta a un plebiscito sobre la primera ministra, dice ahora que sólo se trataba de elegir a un parlamentario. Sondeos indicativos realizados a la salida de los colegios electorales adelantaban que los laboristas lograron ayer en torno al 50% de los votos, lo que constituye una victoria sin precedentes.

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Esta victoria casi no tiene precedentes desde los años treinta. Los conservadores tuvieron que conformarse con un escaso tercio de los votos. Charles Prior tuvo anoche que rendirse a la evidencia. Los sondeos de opinión científicos y las conversaciones con los ciudadanos venían indicando tozudamente, y cada vez con más firmeza, que los conservadores iban a sufrir una humillante derrota en Mid-Staffordshire, pero el candidato conservador insistía en que iba a ganar el escaño. Prior ya concurrió en las elecciones de 1987 en una circunscripción incuestionablemente laborista, y como premio a su sacrificio de entonces le fue ofrecida ésta, donde los conservadores gozaban de una mayoría, en principio inabordable por el laborismo, de 14.654 votos.En el corazón del thatcherismo

Mid-Staffs, como se denomina a la circunscripción en la jerga política, es un fragmento de thatcherismo en el corazón de Inglaterra, una franja de terreno de unos 40 kilómetros de longitud que se extiende desde Lichfield, en el sur, en las estribaciones de Birmingham, hasta un poco más allá de Stone, en el norte. El nivel de vida de la zona está por encima de la media nacional, y en las suaves colinas se levantan pequeños y pulcros pueblos satisfechos de sí mismos. Sólo Lichfield -ciudad de 28.000 habitantes, cuna del lexicógrafo Samuel Johnson y marco de una espléndida catedral- tiene ambiciones de proyección externa; el resto del área goza de un merecido anonimato.

Los altos tipos de interés ya habían hecho mella en los votantes tories, el grueso de la población de Mid-Staffs, una clase trabajadora cualificada, ajena al paro, que con Thatcher ha logrado comprarse una vivienda y tener fuertes aspiraciones consumistas. Pagar ],a casa se hacía cada vez más d1ficil por la carestía del dinero, 3, la inflación que no cesa menguaba los salarios. La irrupción del poll-tax, el controvertido nuevo impuesto municipal, ha sido el remate de una racha nefasta para los conservadores, y a Prior le costó su regalo de 43 años. El sistema fiscal despertó las iras de un pueblo con fuerte educación cívica, que se lanzó a la protesta con escenas de violencia. El nuevo régimen de impuestos municipales encrespó aun más los ánimos.

La directa beneficiarla de este fiasco fue SyIvia Heal, novata en la lid política y personalidad que se acomoda con precisión ejemplar a la imagen que Kinnock quiere imponer en el partido: la del candidato de tipo medio que no suscita rechazo. A Heal, de 48 años, se le ha criticado que no haya sido muy explícita en la presentación del programa laborista, algo que, en las presentes circunstancias, al electorado le importa poco. El voto de ayer lo fue de castigo contra Thatcher, y buena parte de los que apoyaron al Partido Laborista así lo reconocían.

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El hecho de que muchos de estos desertores manifestaran que en unas elecciones generales volverían a los tories, servirá de vago alivio a algunos conservadores, alentados por el dictamen de los politólogos, que ven a Mid-Staffs votando tory en la próxima consulta, pero dará alas a quienes reclaman la salida de Thatcher como condición previa a la supervivencia gubernamental del Partido Conservador.

La importante votación de ayer ratificó que la política británica es cosa de dos tras la volatilización de los partidos del centro, que en el año 1987 rivalizaron en la zona con los laboristas por el segundo puesto.

El sistema electoral mayoritario fue en el pasado la causa inmediata de que estas formaciones no consiguieran una holgada representación en el Parlamento. Los verdes estaban también abocados a un paupérrimo. resultado, a consecuencia de su falta de implantación en el área.

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