Democristianos liberales negocian una coalición en Berlín
ENVIADO ESPECIAL, Las negociaciones, básicamente entre democristianos y liberales, proseguían ayer con auténtico frenesí con objeto de formar un Gobierno en la República Democrática Alemana (RDA) que pueda devolver alguna confianza a los sectores de la población decididos a no esperar a soluciones futuras, ni siquiera a medio plazo.El secretario general de la Unión Cristiana Democrática (CDU) de la RFA, Volker Ruhe, llegó ayer a Berlín Este para analizar con la CDU de la RDA las negociaciones que ésta lleva a cabo para la creación de la nueva coalición gubernamental.
La Alianza de Demócratas Libres, más que probable aliado de la derecha en la nueva coalición, anunció ayer la fusión de los tres partidos que la componen en uno solo, que tendrá el mismo nombre que su patrocinador de la RFA, el Partido Liberal Democrático (FDP).
Uno de los dirigentes de esta formación, Rainer Ortleb, reconoció "fuertes presiones de la base" para la entrada en una coalición gubernamental con la victoriosa Alianza por Alemania, encabezada por la CDU.
El Partido Socialdemócrata (SPD), por su parte, reiteró ayer por boca de su presidente, Ibrahim Boehme, que no formará parte de un gobierno en el que esté integrado el partido DSU (Unión Social Alemana), apoyado por la Unión Cristianosocial bávara y miembro de la Alianza por Alemania. La CSU bávara descartó, por su parte, cualquier coalición que excluya a la DSU, que es prácticamente su filial en la RFA.
El presidente del Partido por el Socialismo Democrático (PDS), Gregor Gysi, rechazó ayer los intentos del resto de partidos de tacharlo de "contrario a la unificación".
El PDS, heredero del extinto partido comunista (SED), es consciente, según Gysi, de que la unidad alemana no se puede impedir, tan sólo frenar o acelerar artificialmente. "No queremos una simple ampliación de la RFA, sino la creación de una nueva Alemania unida que sea mejor que los dos Estados que pasarán a integrarla. Nos negamos a la colonización", declaró.
Según Gysi, son muchas las cuestiones pendientes, especialmente jurídicas, que impedirán que se cumplan los plazos que proponen los conservadores y que marcan un proceso vertiginoso hacia una unidad prácticamente consumada a principios de 1991.
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