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40º FESTIVAL DE BERLÍN

Buena acogida para '¡Atame!', única película española en la competición

La actriz Kathleen Tumer alcanza la genialidad en 'The war of the Roses'

El público berlinés lo pasó bien durante la proyección del filme de Pedro Almodóvar ¡Átame! Se oyeron risas en muchas ocasiones y una ovación, previsible en Berlín, al final del divertido spot nazi intercalado a mitad de la película. Hubo algunos disidentes, pero pocos. No obstante, sus silbidos se oyeron, lo que indica que el aplauso final mayoritario no fue entusiasta, es decir, lo bastante sonoro para acallar a los contestatarios.

Tras la proyección, Pedro Almodóvar, acompañado por Victoria Abril y Antonio Banderas, principales intérpretes de la película, volvió a ofrecer una lección de locuacidad y de ingenio ante la repleta sala de la Prensa acreditada en la Berlinale.Almodóvar pidió disculpas por un inoportuno corte en la proyección, que, en palabras suyas, "rompió el ritmo de la película. Además", añadió, "la copia que han visto ustedes no está en buenas condiciones".

Volvió Almodóvar sobre el origen de ¡Átame!: "Cada nueva película que hago nace de algo que hay en la anterior. Si Mujeres al borde de un ataque de nervios provenía de la escena de La ley del deseo en que Carmen Maura interpreta La voz humana, de Jean Cocteau, ¡Átame! surgió en el rodaje de Mujeres... de la frustración que creó en mí el deseo de rodar lo que ocurría en el estudio donde estábamos rodando. Me fascina la iconografía de un rodaje. En un fin de semana hice un relato y luego poco a poco surgió el resto".

"¿Que qué papel juega el sexo en mi película? Es el protagonista", dijo. Y añadió: "Pero no estoy de acuerdo con la idea de que ¡Atame! es una alabanza a la brutalidad. La película cuenta un amor, una pasión, y cada relación amorosa no tiene otras leyes que las que le imponen las dos personas que la viven. Claro que hay violencia en la relación pasional de ¡Átame!. Pero la hay en todas. Todo amor, si lo es de verdad, crea ataduras, aunque no haya cuerdas".

Plenitud de una actriz

Precedió a ¡Átame! en la pantalla del Zoo Palast una original y notable película de Hollywood, dirigida y también interpretada por Danny DeVito: The war of the Roses.

Es una película tremenda e incluso tremendista, pero sus violencias están suavizadas mediante un contrapunto muy hábil de comedia, lo que permite al espectador participar en una feroz batalla campal entre una mujer y su marido al mismo tiempo con horror y con carcajadas. La brocha gorda del guión es de esta manera afinada por ingeniosas pinceladas de un humor que, por contraste, crea diversión de buena especie.

Una película de este tipo, atroz y risueña al mismo tiempo, nunca es creíble si no son creíbles los actores que la interpretan. The war of the Roses es, por ello, y en esto las tradiciones de Hollywood son insuperables, cine de actores y, en este caso concreto, cine de actriz. Para entendernos, Margarita Gauthier es una película de Cukor simplemente correcta, pero dentro de ella está Greta Garbo en estado de gracia y el filme, que era en principio rutinario, se convirtió en eterno: hay genio en él, el de la actriz.

Lo mismo ocurre en The war of the Roses con Kathleen Turner. La película sin ella no sería gran cosa, pero su belleza y su talento interpretativo son tan extraordinarios que lo llenan todo y dan fuerza incluso a lo que en el papel no lo tiene. La actriz galvaniza literalmente al filme, se apodera de él, lo convierte -pareciéndose a muchos otros- en una obra tan singular que resulta de especie única.

El oponente de la fiera es Michael Douglas, que logra un trabajo sin duda meritorio, pues no hace el ridículo e incluso conserva cierta innegable dignidad ante la arrolladora presencia de su contrincante, esta Kathleen Turner siempre bella, siempre buena actriz, pero aquí ya en la escalada directa hacia la cumbre.

Las imágenes que la actriz proporciona a la pantalla, la sobriedad de su trabajo y la energía que imprime a todo cuanto hace, le convierten en autora del buenísimo cine que hay dentro de esta simplemente buena película.

[Junto a Douglas y Turner, aparecen en The war of the Roses el propio Danny DeVito y Marianne Sägebrecht. En su primera película como director desde Arroja a mamá del tren DeVito cuenta la historia de Oliver y Barbara Rose, cuyo en apariencia perfecto matrimonio se convierte en una guerra creciente cuando la pareja, una vez decidido su divorcio, lucha por la propiedad de la casa.]

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