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El sufrido corazón de los ejecutivos

El estrés 'negativo', la ansiedad, es el verdadero factor de riesgo para la salud

Milagros Pérez Oliva

Que los ejecutivos tienen un sufrido corazón es algo que ya sabían los comensales. Había incluso entre ellos varios infartados, como un ex directivo de la multinacional Ciba-Geigy, que había superado ya su tercer aviso coronario y acababa de abandonar la unidad de cuidados intensivos. Pero todos acudieron a la llamada del Centro de Estudios de Complementos Dietéticos para escuchar al doctor Jean-Louis Bellón disertar sobre El sufrido corazón de los ejecutivos y los riesgos que corren, no precisamente a causa del amor.

Se ha considerado a los ejecutivos como una población de alto riesgo de infarto, y las estadísticas lo confirman, aunque, si fueran menos egocéntricos, sabrían que las mismas posibilidades de sufrir un infarto o un derrame cerebral tiene un taxista que se pase 10 horas al volante en el marasmo circulatorio de Madrid o Barcelona, o que un vendedor a comisión azuzado por su jefe de zona. Porque el riesgo no procede, como muy bien aclaró el doctor Bellón, de su condición de élite, sino de su mala vida, o lo que es lo mismo, del estrés en que viven y de lo mal que comen, a pesar de que crean que comen divinamente.Y ¿qué es el estrés, aparte de un barbarismo al que atribuyen el origen de todas sus cuitas, desde la insensibilidad emocional hasta la inapetencia sexual? Bellón ofreció una sugerente definición: "estrés es una reacción legítima del cuerpo cuando uno lucha por objetivos que no valen la pena".

"Hay en realidad", insiste Bellón, "dos tipos de estrés, el positivo y el negativo. El primero es la emoción que nos provoca hacer algo que nos gusta, que nos colma. Por ejemplo, la pasión del investigador por su objetivo. Este estrés genera energía vital. Pero cuando ya no sentimos placer, sino ansiedad, entramos en el cataestrés, es decir, el estrés negativo".

En realidad, el estrés negativo no es otra cosa que una reacción defensiva del cuerpo: "Se produce una descarga de adrenalina y suben los niveles de glucosa, ácidos grasos y colesterol. El organismo reacciona acumulando energía, porque entiende que se encuentra en una situación de emergencia, como lo estaría el de un austrolopiteco si se encontrara de repente con un dinosaurio." Con la diferencia, según el especialista, de que el primitivo gastaría la energía acumulada en la carrera que emprendería inmediatamente, mientras que ustedes no pueden gastarla pegando bofetadas a sus colaboradores y menos a sus adversarios. Y la adrenalina hace liberar plaquetas a la corriente sanguínea, y estas plaquetas se acumulan, y los vasos se estrechan, hasta que un día llega el coágulo, y zas, el infarto.

A ello hay que añadir una dieta completamente desequilibrada, porque los ejecutivos no comen, sino que se reúnen a la hora de comer, y aunque se precian de ser buenos gourmets, los manjares que engullen no son sino los lubricantes con los que hacer avanzar sus propósitos negociadores. Por eso son tributarios del colesterol, que no siempre es malo. Hay una fracción muy tóxica y otra muy beneficiosa, y la tóxica aumenta si la dieta contiene demasiadas ácidos grasos saturados, como los que se encuentran en algunas grasas animales, como la mantequilla o la carne de cerdo, y algunas vegetales, como las de coco y de palma.

Sardinitas a la plancha

En cambio, la grasa polisaturada, que se encuentra especialmente en los pescados azules -las ricas sardinas o el atún- aumentan la fracción beneficiosa del colesterol y reducen la fracción tóxica, cosa que no se sabía hace unos años y que en la comida provocó gran sorpresa entre los ejecutivos de mayor edad. Es decir que el pescado azul no sólo no es malo para el colesterol, sino que es bueno. Pero, claro, para un alto ejecutivo no parece muy conveniente sentarse en un restaurante de lujo y pedir unas sardinitas a la plancha. Por eso, el doctor Bellón ofreció la solución mágica de unas pastillas de aceite de foca -verdadero objetivo de la comida-conferencia-coloquio- para poder superar sin merma del prestigio este grave inconveniente.Y hubo que preguntarle al doctor Bellón si no había otros factores de riesgo, verbigracia el tabaco o el alcohol. Y, cigarrillo en mano, contestó que el tabaco produce un efecto muy nocivo: "El tabaco asfixia nuestro glóbulos rojos, y el organismo reacciona aumentando su número, con lo que se provoca una poliglobulimia, una rigidez de hematíes y una hiperviscosidad de la sangre, que circula con mayor dificultad". Si a ello añadimos que el alcohol, si se ingiere en dosis altas, provoca lesiones en las paredes vasculares, se explica que los ejecutivos tengan un corazón y un sistema circulatorio realmente sufrido, como decía el ponente, alto ejecutivo a su vez de los laboratorios Grifols.

"¿Y cómo se puede eliminar el estrés y trabajar tranquilo?, preguntaron, ya en el café, los ejecutivos, "¿acaso haciéndonos funcionarios?". "Buena pregunta", contestó el doctor Bellón. "El 60% depende del carácter y el restante 40% de saber delegar y formar equipo". Ya reveló el doctor Redford Williams, especialista en cuestiones de estrés, que los abogados y médicos con carácter irascible tenían menos esperanza de vida que los de carácter más relajado.

Pero, apostillaba uno de los comensales, ya totalmente derrotado, "si eres tranquilo, entonces no tienes ninguna posibilidad".

El menú había sido de lo más saludable: "dietético y equilibrado", consomé de aroma de apio (rico en sales minerales y antirreumático); ensalada de endivias, espárragos (vitaminas, sales minerales, ácido fólico y fibras) rape y salmón (ricos en ácido eicosapentaenoico, el colesterol bueno); merluza a la plancha con verduras de la huerta (ídem) y macedonia de fruta con helado (más vitaminas y sales minerales), apoyado con vino blanco Chatel, según los organizadores "para aumentar la fracción beneficiosa de su colesterol".

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