Concluye en Cádiz el congreso sobre la obra de Alberti
La poesía, la prosa, el teatro y la pintura de Rafael Alberti han sido estudiados y debatidos durante la pasada semana en Cádiz en el primer congreso que se organiza sobre la vida y la obra del poeta de El Puerto de Santa María. "En líneas generales, se han cumplido satisfactoriamente todos los objetivos del congreso", señala el comisario del mismo y profesor de la Universidad de Granada, Luis García Montero. Las jornadas, que han reunido durante cinco días en Cádiz a algunos de los más destacados estudiosos del autor de La arboleda perdida, concluyó en la madrugada de ayer con una fiesta de cumpleaños que el Ayuntamiento de El Puerto brindó a su poeta.
Para García Montero -poeta y responsable de la edición de la obra completa de Alberti que está preparando la editorial Aguilar-, el congreso, "que ha mantenido un digno equilibrio entre el análisis riguroso y el inevitable homenaje", ha servido para dar a conocer por primera vez y de manera global la producción del autor de Marinero en tierra, "así como para poner en contacto a los estudiosos de la obra de Alberti con la fundación que lleva su nombre".
Expertos
José Carlos Mainer, C. Brian Morris, Andrés Soria, Víctor García de la Concha, Antonio Jiménez Millán, Concha Zardoya, Ricardo Gullón, Robert Marrast, José Monleón, Ignacio Henares y Gregorio Torres Nebrera son algunos de los estudiosos que han analizado los diversos aspectos de la obra albertiana.La nota discordante de esta apretada semana albertiana tuvo lugar en la fiesta que con motivo del 87 cumpleaños del poeta organizó el Ayuntamiento socialista de El Puerto. La fiesta, que concluyó en la madrugada de ayer y a la que asistió Carmen Romero -diputada al Congreso por Cádiz y esposa del presidente del Gobierno-, contó con un recinto diferenciado al que sólo tuvieron acceso los políticos locales y la esposa de Felipe González, que permaneció junto a Alberti. Los investigadores, escritores y poetas procedentes de todo el mundo invitados al congreso tuvieron que sentarse lejos.
