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Tribuna:HACIA UNA NUEVA EUROPA
Tribuna
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Europa, desde Helsinki hacia la finlandización

Los imperativos económicos han determinado de hecho las agendas políticas a partir del llamamiento de Mijail Gorbachov para lograr un "hogar europeo común", la liberalización del Estado y el Gobierno en Hungría y el Gobierno de Solidaridad en Polonia en el verano de 1989, y más claramente por los agujeros perforados en el muro de Berlín el día 9 de noviembre.Ahora sus propios colegas conservadores posiblemente disientan del liderazgo de Margaret Thatcher, con el cual pretende desacelerar la unión social, económica y monetaria de los doce. (Dennis Healy la llamó la Erich Honeker de Occidente una semana antes de que cesara en su cargo este último.) Los franceses quieren darse prisa para consolidar la Comunidad Europea (occidental) y el lugar que ocupan en la CE, mientras que los alemanes se muestran más interesados en promover un acercamiento hacia el Este así como en expandir y solidificar el puesto que ocupan en Europa en general, para disgusto de los franceses.

Los acontecimientos ocurridos en el muro forzaron al señor Mitterrand a organizar una reunión especial en París con los dirigentes de la Europa comunitaria.

La reunión Yalta a Malta del mes de diciembre de los presidentes Gorbachov y Bush a bordo de barcos anclados en el Mediterráneo también se centró ahora en la situación de la Europa del Este. No obstante, de forma simbólica, deberían trasladarse a Berlín y a Potsdam, donde Truman y Stalin comenzaron la guerra fría en 1945. También podrían celebrar una sesión pública en Brandeburgo y/o en la plaza Potsdammer, invitando al dirigente alemán y a otros líderes, tanto de Oriente como de Occidente. Finalmente, todos ellos podrían llevarse a sus casas algunos pedazos del muro a modo de recuerdos de la guerra fría, que ya ha concluido, y de la división de Europa, que en la actualidad es insostenible y superflua.

Aun así, tales dirigentes y reuniones no resolverían tan rápidamente la cuestión de si procede llevar a Europa hacia un proyecto común, y acaso (re)unificar Alemania con Berlín en su centro, o incluso cómo llevar a cabo todo lo anterior. Entre otras, quedan abiertas las siguientes preguntas y respuestas.

Utilidades

¿Desempeñan la OTAN y el Pacto de Varsovia un papel de utilidad en este momento (más que antes)? Sí, pero no en cuanto a salvaguardar los anteriores intereses norteamericanos, soviéticos y otros de la división de Europa entre Este y Oeste. Más bien las alianzas ofrecen ahora cierta estabilidad en el proceso de transición hacia una unificación europea más sólida. Incluso los intereses respecto a la seguridad tanto soviéticos como norteamericanos pueden verse más favorecidos con una Europa unida que con una Europa desunida o inestable.

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¿Es el año 1992 un hito en la integración europea? Sí, pero no para la construcción de una fortaleza europeo-occidental. Por el contrario, 1992 debería llevar a la asociación progresiva más europeos, formando círculos concéntricos alrededor de la Comunidad Europea y de Alemania. La asociación de la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA) con la Comunidad podría ser un círculo externo, y la progresiva asociación de los países de Europa del Este al EFTA o directamente a la Comunidad podría ser otro.

¿Existe todavía una severa amenaza de recesión antes de 1992? Sí, pero una amenaza que no ha sido considerada suficientemente. No obstante, las inversiones europeo-occidentales en Europa del Este y en la Unión Soviética, así como las exportaciones a dichos países, podrían constituir un importante factor estimulante o paliativo para la recesión en Occidente y una crisis social y económica en el Este.

¿Supone la reunificación de Alemania y Berlín una perspectiva seria? Sí, pero no necesariamente a corto plazo (la mayoría de los alemanes del Este no la quieren), y no si no va acompañada de la unidad europea. Tampoco es necesario que la unificación política proceda a la económica y la social.

Por el contrario, el progreso deberá llevarse a la práctica de otro modo. La unificación alemana se vería más favorecida por medio de la unidad paneuropea. Incluso la participación alemana en sus respectivas, y todavía vigentes, alianzas militares puede favorecer la unidad europea y la unificación alemana por medio de la contribución a la desmilitarización y el establecimiento de la confianza en Europa central.

¿Cuáles serían las medidas que ayudarían, en lugar de ser nocivas? Abandonar la propuesta Giscard-Schmidt de construir la Comunidad Europea alrededor de un eje militar francoalemán con la finalidad de crear una seguridad contra el enemigo del Este. Obviar dicha propuesta expandiendo hacia el Este algunas instituciones europeo-occidentales, tales como la Comisión Europea, el Parlamento y el Consejo de Europa, y ampliar hacia Occidente las relaciones del CAME.

Mantener la OTAN (con un pilar más europeo) y el Pacto de Varsovia, siempre que sean de utilidad para ayudar a salvaguardar la estabilidad y la confianza entre sus miembros, y a fin de que de modo conjunto contribuyan en la retirada de tropas extranjeras, así como en la reducción de armamento, en la defensa contra el enemigo y en la seguridad colectiva de toda Europa.

Alianzas

Dejar a las dos Alemanias en sus respectivas aunque cambiantes alianzas. Eso es más seguro que intentar integrar a la República Democrática Alemana en la República Federal de Alemania y en la OTAN y desestabilizar el Pacto de Varsovia, y, por tanto, al mundo entero. Incluso la neutralización de ambas Alemanias, por no decir de una Alemania unificada, fuera de sus alianzas (prácticamente destruidas), sería más desestabilizador que utilizar las instituciones oficiales existentes para cambiar su contenido interno y sus relaciones externas.

Mantener en Europa otras fronteras posteriores a la guerra, y que todavía existen, durante el tiempo que sea posible, pero trabajar con el fin de que se adopten otras resoluciones de integración donde existen injusticias de carácter étnico y nacional. Es preferible una mayor integración nacional interna y paneuropea externa a una balcanización, incluso o sobre todo en los Balcanes.

Resolver la crisis económica y anticiparse a un levantamiento político a través de la cooperación económica y de la integración antes de que el agravamiento de la crisis económica alimente aún más las iras de ciertos grupos étnicos y de otros descontentos haciéndoles creer que la hierba es más verde al otro lado. Sobre todo adoptar amplias medidas multilaterales europeas a fin de reducir la carga de la deuda nacional y extranjera de los menos capacitados para soportarla en Polonia, Hungría, Yugoslavia y en otros países del Europa del Este.

Tratado de paz

Dejar al margen tanto la II Guerra Mundial como la guerra fría por medio de un tratado de paz firmado por las cuatro superpotencias y todas las demás partes interesadas en otra conferencia internacional inspirada en el proceso de Helsinki, quizá en esta ocasión bajo los auspicios de la ONU.

El tratado de paz debería confirmar y garantizar las fronteras existentes, en especial las alemanas, y calmar los temores de los polacos y de otros. Versalles abrió la puerta a Hitler y a otra guerra, y Yalta y Potsdam promovieron la guerra fría. Por tanto, un nuevo tratado de paz ahora podría y debería proporcionar unos mecanismos institucionales más seguros, aunque flexibles, ante posibles alteraciones negociadas y voluntarias que pudieran ocurrir en el futuro en el terreno de los acuerdos políticos, sociales, culturales y económicos heredados de las dos guerras. En este momento el lema bien podría ser: desde Helsinki hasta la finlandización de Europa.

André Gunder Frank es catedrático de la universidad de Amsterdam.

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