El Nobel de Literatura de 1990 comenzó a discutirse ayer
Más de 2.000 personas participan en las deliberaciones previas del jurado de la Academia Sueca
El proceso de concesión del Nobel supone, según uno de los académicos, el profesor sueco Knut Ahnlund, que ha traducido varias obras de Camilo José Cela al sueco y que desde 1978 se ocupa de la literatura del autor español, una garantía "de profesionalidad y de precisión". Sentado en el invernadero de su casa, en las afueras de Estocolmo, Ahnlund, a quien Cela bautizó una vez "don Canuto", explicó pormenorizadamente la estrategia que conduce a la concesión del Nobel de Literatura.Un día antes del discurso de recepción del premiado, el comité del Nobel de la Academia Sueca se reúne para verificar el número y la calidad de los candidatos existentes. Inmediatamente, esta comisión busca en todo el mundo aportaciones a una lista preliminar. Y en esa investigación implican confidencialmente a unos 2.000 profesores de distintas universidades de prestigio, a otras personalidades del mundo académico, a los propios ganadores del Nobel de ediciones anteriores, y reciben además las propuestas, espontáneas o no, de las Academias de todo el mundo, entre ellas la Academia Española.
Don Canuto, un hombre afable que tiene en Suecia el prestigio de ser uno de los grandes escritores nórdicos y la aureola de un magisterio que también le reconocen en el terreno humano, explica que el Nobel "no se da porque de pronto llegue una especie de inspiración sentimental que haga necesaria la adjudicación del premio deprisa y corriendo".
Verdaderos ensayos
El comité del Nobel, asistido del Instituto Nobel, que tiene una de las mayores bibliotecas de referencia literaria de Escandinavia, y asistido de expertos que apoyan a la propia Academia, prepara textos, que son verdaderos ensayos, sobre la obra de escritores que alguna vez podrían ser candidatos o que de hecho ya merecen serlo. En el caso de Camilo José Cela, el propio Ahnlund escribió en 1978 un largo ensayo sobre toda su obra, y ese ensayo es quizá el único que figura en los anales de las publicaciones suecas como una obra mayor acerca de la novelística del autor de La familia de Pascual Duarte. Ese ensayo fue publicado en la revista Artes, que es la publicación de la Academia Sueca. Hoy, una vez que se ha dado el Nobel, Ahnlund no oculta que sobre Cela tiene un libro.
Pero no lo tiene sólo sobre Cela. Aparte de los estudios que ha hecho en torno a la literatura nórdica y de algunas novelas que son orgullo de la narrativa sueca contemporánea, Ahnlund tiene al menos tres obras inéditas. Una versa sobre Pablo Neruda, que obtuvo el Nobel en 1971, y otra sobre Vicente Aleixandre, que fue premiado en 1977.
Ambos libros de ensayo son el producto del trabajo previo que Ahnlund se obligó a hacer como miembro del comité de expertos de la Academia, antes de ser él mismo miembro de pleno derecho de esta prestigiosa institución sueca. Por imperativo legal tales estudios, así como toda la documentación que la Academia recoge para decidir sobre la calidad de los candidatos, permanecen en secreto, y de todo ello nada puede ser publicado a no ser que se cumplan dos requisitos: que el sujeto de la investigación haya ganado el Nobel o bien que el Nobel haya muerto.
El libro ideal
Puede decirse que hasta el momento la Academia Sueca ha llevado al pie de la letra el testamento del Alfred Nobel: éste quería que el premio fuera, en el caso de la literatura, para "el autor del libro ideal". Ésta era una definición muy difusa, como reconocía ayer Knut Ahnlund, "porque no se sabía bien si el libro ideal era aquel que no contuviera ataques a la religión, al trono, a la moral". Esa indefinición, que obligaba siempre a situar consideraciones morales que pudieran vertebrar el sentido del premio y desvirtuarlo, figuró siempre como un fantasma sobre el jurado de la Academia Sueca. Según Ahnlund, que es académico desde 1983, esa confusión moral se rompió definitivamente en 1969, cuando ganó el premio el irlandés Samuel Beckett, "una de las cimas de la literatura inconformista de este siglo". Ahnlund ve en el premio de Cela una continuidad en esa actitud de independencia moral.
En esa consideración del "libro ideal", Ahnlund explica el comportamiento de la Academia Sueca con respecto a algunos autores. "Muchos creen que damos el premio por una obra, y olvidan que el trabajo de investigación de la Academia sigue un largo curso y que comprende todos los libros publicados".
El proceso de selección de los premiables termina antes del verano. Cinco, seis o siete académicos entre los 18 que forman parte de la Academia Sueca se juntan entonces para recibir un encargo peculiar: tienen que leer por obligación, como escolares suspendidos, la obra completa de los seleccionados. "Es como un torneo de tenis", dice Ahnlund, "porque tiene preliminares, cuartos de final, semifinal y fase final. Al final es probable que la gente piense que no hemos acertado, pero la Academia no se propone elegir al mejor escritor del mundo, sino elegir al que se merece el Nobel según nuestro criterio".
Más información en la última página
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.