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'El fiscal'

Andrés Fernández Rubio

Augusto Roa Bastos, que desde el jueves está viviendo en plena avalancha de mensajes telefónicos y escritos de felicitación por el Premio Ceirvantes -entre ellos los de Miguel Delibes y Camilo José Cela, "que son amigos míos y que han tenido la enorme generosidad de enviarme cada, uno un testimonio de adheslón y de enhorabuena"-, considera que haber destruido el manuscrito de su novela El fiscal es "un procedimiento de trabajo que no tiene mayor trascendencia". Piensa además que sólo ahora la podrá reescribir, "al encontrarme totalmente liberado de un pequeño monstruo que se había engendrado en mí, y al habérseme aclarado enigmas con respecto a la obra. Creo que he encontrado también la entonación profunda de la novela, su lenguaje, y esa pequeña cuota de verdad que toda obra pue de poseer, sin extremar el én fasis en la búsqueda de la verdad a toda costa". La naturaleza de la decisión de destruir El fiscal, una continuación de: Yo, el supremo que Roa Bastos tiene pensada desde hace más d.e 17 años, responde a dos aspectos. El escritor dice haber sentido que era una de sus obras más importantes, pero que, al mismo tiempo, estaba naciendo "en cierto modo fallida, abortada; sin embargo, seguí escribiendo para ver si podía contrarrestar esa fuerza negativa que se había insertado en su tejido".Además de este aspecto vivencial, hay otro, externo, que se refiere a la situación polítiea y social de Paraguay tras la insurrección de una parte de las fuerzas armadas que habían pertenecido a la estructura del poder, contra la dictadura de Stroessiler de más de 35 años.

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Duro juicio

"El fiscal trataba, de ser un enjuiciamiento tremendamente duro", dice Roa Bastos, "no sólo de la dictadura como régimen de poder omnímodo, sino también de toda la sociedad que había tolerado su surgimiento. Me encontré de pronto ante esa situación imprevista de la apertura de un camino hacia tina instauración democrática y me dije: ahora no puedo publicar, esta obra, primero porque no es digna de ser conocida, siendo potencialmente tina gran obra -debo decirlo con toda inmodestia-, y segundo, porque en el momento en que se abre la posibilidad de libertad para este país que ha vivido un siglo de poderes dictatoriales, va a ser una. obra desmoralizadora para esa colectividad que está pugnando por negar el enjuiciamiento que yo intento en la novela".

Con respecto a Paraguay, Roa Bastos cree que el proceso hacia la deniocratización que ha comenzado es irreversible, y pese a los tremendos escollos. Añade que su posición es de "apoyo crítico" al Gobierno actual, en una equidistancia política lo más objetiva posible, y, sobre todo, en contra de los que quieren malograr el incipiente proceso de apertura.

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