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El fin de la tregua amenaza las elecciones nicaragüenses

Antonio Caño

Tropas de refuerzo del Ejército sandinista fueron movilizadas ayer hacia el norte del país para reanudar las operaciones militares contra los grupos de Resistencia Nicaragüense (RN). El fin de la tregua ha vuelto a hacer de la guerra el argumento principal en Nicaragua y ha desatado una intensa polémica sobre el peligro de que sean suspendidas las elecciones presidenciales, convocadas para el próximo 25 de febrero, si se recrudece la actividad militar.

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El vicepresidente Sergio Ramírez, candidato a la reelección, ha asegurado que el levantamiento de la tregua unilateral "no afectará al proceso electoral", pero la oposición está convencida de que el objetivo de la decisión del Gobierno sandinista va más allá de combatir a la contra.

La medida anunciada el miércoles por el presidente Daniel Ortega "tiene poco que ver con la situación militar y mucho con la electoral", declaró el candidato a la vicepresidencia por la Unión Nacional de Oposición (UNO), Virgilio Godoy. Alfredo César, antiguo dirigente de RN y miembro hoy de la UNO, aseguró que "el plan de los sandinistas se orienta a minar y destruir el proceso electoral porque se han dado cuenta de que pueden perder las elecciones".

El diario La Prensa, cuya propietaria, Violeta Chamorro, es candidata de UNO a la presidencia, opinaba ayer que el Gobierno está creando una situación militar que justifique la suspensión de las elecciones.

Barricada, órgano oficial del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), considera "positiva" la preocupación suscitada dentro y fuera de Nicaragua por el anuncio del fin del alto el fuego.

Las autoridades de Managua tratan de llamar la atención por el hecho de que hasta ahora no se ha dado un sólo paso para la desmovilización de la contra, acordada por los presidentes centroamericanos para el 5 de diciembre. Al contrario, los combatientes de RN, según Managua, han penetrado en las últimas semanas en territorio nicaragüense y han ejecutado acciones cruentas. El jefe de la contra, Enrique Bermúdez, negó que sus fuerzas hayan roto el alto el fuego porque, según dijo, no tienen balas desde hace más de un año.

Al mismo tiempo, el Gobierno sandinista no consigue éxitos económicos que le den confianza en una victoria electoral. Encuestas recientes elaboradas por medios próximos al sandinismo atribuían al FSLN entre un 30% y un 35% de la intención de voto por un 15% o 18% de la UNO mientras que un 40% o 45% se mostraban indecisos o no confesaban su voto. Estas cifras no son del todo positivas para el FSLN si se tiene en cuenta que están muy lejos del 60% o 70% que pronostican obtener los candidatos del Gobierno y si se observa que las elecciones están todavía en manos de los indecisos. Mientras tanto, los dirigentes sandinistas mantienen su disposición al diálogo, y ya han nombrado al vicecanciller Víctor Hugo Tinoco jefe de la delegación que acudirá los próximos días 6 y 7 de noviembre a la sede de las Naciones Unidas en Nueva York para tratar aspectos técnicos sobre la desmovilización de la contra. Bermúdez también enviará una representación.

Por otra parte, según informa Carlos Mendo, la organización independiente de derechos humanos Americas Watch hizo público ayer un informe, según el cual "Ias fuerzas militares y de seguridad de Nicaragua cometieron al menos 74 asesinatos y 14 desapariciones de sospechosos de ser partidarios de la contra desde 1987 hasta comienzos de 1989". La organización, cuya independiencia de organizaciones gubernamentales es notoria, afirma sin embargo que las acusaciones del Departamento de Estado y de grupos opositores de Nicaragua de que el número de presos políticos oscila entre 5.000 y 7.000 son "comprobadamente falsas". Americas Watch los cifra en 1.306.

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