La oposición pide cambios políticos auténticos
"Hoy será un día histórico para la RDA" manifestaba en la mañana de ayer en Bonn Willy Brandt, presidente de la Internacional Socialista, a su vuelta de Moscú. De hecho lo fue, si bien el propio Brandt no ocultó horas más tarde su desilusión por el nombramiento de Egon Krenz y dejó entrever que se trata únicamente de una solución transitoria. Otros muchos compartían su decepción.La población de la RDA habló por la boca del Nuevo Foro, el mayor grupo opositor, que cuenta ya con cerca de 30.000 miembros y sigue luchando por su legalización. Portavoces del grupo acusaron a Krenz de ser responsable de la represión en el país y lo calificaron de "trepador sin escrúpulos". "Es improbable que ponga en marcha la reforma que necesita el país", sentenciaron.
La televisión de la RFA entrevistó anoche a un grupo de refugiados recién llegados de la RDA que se hallan en la ciudad de Colonia. Provisto de una fotografía del nuevo líder de Berlín Oriental, el entrevistador les preguntaba primero si le conocían. La mayoría lo reconocieron, aunque algunos de ellos no sabían quién era. La opinión generalizada entre los refugiados podría resumirse en la frase: "Es peor que Honecker".
Otros, sin embargo, aseguraban que el cambio era positivo porque "la situación ya no podía prolongarse más". "No hay nadie en el buró político que nos pueda parecer aceptable", comentaba un joven, "todos son iguales". Algunos de los refugiados apuntaron que el cambio producido en la cúpula del SED se debe, en parte, al éxodo masivo de ciudadanos de la RDA, que ha superado ya las 70.000 personas.
Aún más duro
En Berlín Oriental, las reacciones de los jóvenes fueron muy explícitas. "Krenz, al diablo, es aún más duro", manifestaba a gritos una muchacha. El benjamín del buró político, asociado por la población al aparato de seguridad del Estado, tiene aún peor imagen que su antecesor. "Honecker era un comunista dogmático, duro pero consecuente, superado por los tiempo?. Krenz es, para el hombre de la calle, la oposición e incluso para los medios diplomáticos, un ambicioso funcionario, implacable con la disidencia y dedicado sobre todo a ver colmadas sus propias ansias de poder. Su carrera política a la sombra del secretario general, sus arengas de ortodoxia comunista y su responsabilidad en la persecución de la disidencia y represión de toda opinión discordante de la línea oficial le granjean la hostilidad de la población. "No basta ya con cambiar el papel pintado del apartamento", manifestó a la agencia France Presse el pastor evangélico Rainer Eppelmann, figura destacada de la disidencia en Berlín Oriental en una alusión a la ya célebre frase del ideólogo del SED, Kurt Hager, que en abierto rechazo a la perestroika manifestó que el hecho de que "un vecino cambie el papel pintado no significa que los demás vecinos tengamos que hacer lo mismo".
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