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LA LUCHA CONTRA LA DROGA

El 'cártel de Medellín' asegura no acusar el golpe

Antonio Caño

BogotáEl cártel de Medellín, la más poderosa organización mundial de producción de cocaína, asegura que su negoció sigue siendo próspero y que no está en peligro la exportación de drogas pese a la ofensiva desatada por el Gobierno colombiano en las tres últimas semanas. En distintos mensajes que los más altos jefes de esa mafia han hecho llegar en los últimos días al Gobierno y a destacadas personalidades del país, el cártel afirma que todo su poder económico permanece intacto e insiste en dialogar con las autoridades. En uno de esos mensajes, al que ha tenido acceso EL PAÍS, los jefes del clan dicen que lo único que les han quitado durante la actual ofensiva son los bienes que les producen pérdidas, principalmente fincas y casas.

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Los capos aseguran que todo su dinero sigue estando a buen recaudo, principalmente, según ellos, en bancos norteamericanos.Uno de los más destacados capos de la organización afirma que, aunque las condiciones del negocio de la cocaína se han endurecido tras el asesinato del político Luis Carlos Galán -caso del que los narcotraficantes no quieren hablar-, el cártel de Medellín sigue procediendo a los habituales envíos a Estados Unidos porque su contactos norteamericanos se los siguen reclamando.

El mencionado portavoz de la famosa organización mafiosa calcula que el 70% de la sociedad colombiana se beneficia directa o indirectamente del narcotráfico y que por esta razón los grandes dueños de este negocio creen contar ahora con el respaldo popular. En los citados mensajes los narcotraficantes se presentan como salvadores del pueblo, al que dicen pertenecer y ayudar con sus actividades.

Contra la miseria

Uno de los miembros del cártel de Medellín llega a afirmar que si todo el dinero que tiene él, hijo de campesinos, lo tuviese un oligarca, a nadie le preocuparía en Colombia. Insiste en que ellos han regado, han sembrado en los pueblos en los que viven y que ahora están recogieno el fruto de ese trabajo. Declara orgulloso que a su alrededor la gente siempre ha comido muy bien y que los narcotraficantes han salvado a muchas regiones de Colombia de caer en la miseria.Los miembros del cártel de Medellín dicen mantenerse estrechamente unidos entre sí en este momento, así como con las demás organizaciones dedicadas al narcotráfico en el resto del país, excepto con los integrantes del cártel de Cali, el segundo en importancia, con los que libran una lucha a muerte por el control del negocio.

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Los narcos de Medellín advierten que su guerra contra el Estado colombiano se recrudecerá en los próximos días si el Gobierno no acepta un diálogo.

Espiral de violencia

Amenazan con que si a ellos les atropellan, también ellos atropellarán, y garantizan que a quien busque guerra le responderán con guerra. En opinión de los jefes mafiosos, si prosigue la espiral de violencia, todo el mundo perderá en Colombia.Afirman que hasta ahora, siempre que han propuesto el diálogo, el Gobierno se ha muerto de risa, y que actualmente se encuentran a la espera de que las autoridades les propongan qué hay que hacer para poner fin a esta ola de terror.

Algunos de los más destacados miembros de la organización dicen estar dispuestos a dejar el negocio de la cocaína a cambio de que se les garantice una vida normal. Aseguran que ya no necesitan trabajar más porque han conseguido suficiente dinero.

Anticomunistas

Los miembros del cártel de Medellín se definen como anticomunistas, aunque aseguran que no tienen ninguna participación en la política activa. Uno de los interlocutores mafiosos les reprocha a los políticos colombianos que sólo se acercan a los narcotraficantes mientras están en campaña electoral, pero que después les dan la espalda.Los capos de la cocaína niegan cualquier colaboración suya con las guerrillas izquierdistas que actúan en Colombia y explican que su rivalidad con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la principal organización guerrillera del país, se originó porque los alzados en armas cobraban a los narcotraficantes por su protección y después los asaltaban.

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