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CAMBIO Y AGITACIÓN EN EL ESTE

La vuelta al trabajo de los mineros de Ucrania da un respiro a Gorbachov

Pilar Bonet

Los mineros de la región de Donbas, en Ucrania, volvieron ayer mayoritariamente al trabajo y dieron un respiro a la Administración soviética, que afronta ahora la difícil tarea de cumplir sus promesas y tenía que habérselas con una nueva huelga entre la población rusohablante de Estonia, que se sumaba a los focos conflictivos no extinguidos. Centenares de miles de trabajadores, desde Ucrania hasta Siberia, han recibido garantías de que les serán aplicados los acuerdos firmados en la región de Kuzbas.

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Los economistas se preguntan, sin embargo, de dónde saldrá el dinero para cumplir objetivos que incluyen la subida de los precios del carbón, inyecciones financieras a los presupuestos locales, mejoras salariales, de infraestructura y servicios, aumento de pensiones y abastecimiento de alimentos y artículos básicos.En Donbás la huelga concluyó en todas las minas excepto en una, según la agencia Tass, después que el líder del comité de huelga Aleksei Bokarev volviera de Moscú con garantías del jefe de Gobierno Nikolai Rizhkov. Ayer, en el Soviet Supremo, el diputado Nikolai Koserev dijo que la huelga seguía en varias localidades de Ucrania. En los pasillos del Parlamento el jefe del Gobierno de Estonia Indre Toome quitó importancia a la huelga en su república, una protesta por la política nacionalista de la dirección estoniana que ha preparado una polémica ley electoral.

El consentimiento de Gorbachov para que cada república elabore su ley electoral y fije la fecha de las elecciones supone la prioridad del principio de libertad de las repúblicas sobre la exigencia de ajustarse al mismo patrón nivelador, según admitió ayer Arnold Riutel, presidente del Soviet Supremo de Estonia.

Falta de liquidez

El Soviet Supremo de la URSS, que ayer preparaba un llamamiento a los ciudadanos soviéticos, ha decidido concentrarse en las leyes económicas, pero es poco previsible que éstas se aprueben antes del 4 de agosto. A comienzos de ese mes expiran los plazos dados al gobierno central para mejorar la situación en las minas.

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En un estudio sobre la economía soviética titulado "Dinero para la perestroika" y efectuado antes de la oleada de huelgas, el economista Vasili Seliunin demuestra que la URSS no está en condiciones de satisfacer las promesas que ha hecho a sus ciudadanos y que para dar algo suplementario a alguien hay que quitárselo a otros. La URSS se está transformando en una "especie de Alto Volta con cohetes" según Seliunin que quisiera ver a un dirigente capaz de colocarse ante las cámaras y anunciar: "Hermanos y hermanas, amigos. El Estado es incapaz de alimentaros, calzaros, vestiros, y además no es esta su tarea. Alimentaos como podais y os prometemos firmamente una cosa, que no vamos a molestar más". El economista señala que para alejar el derrumbamiento económico hayque importar por valor de 7.000 millones de rublos al año. Gorbachov ha anunciado importaciones suplementarias por valor de 10.000 millones de rublos.

Los aumentos de sueldo incrementan el desequilibrio existente entre el dinero y los bienes de consumo, según Seliunin. En 1960 la población tenía 10.900 millones de rublos de ahorros y en el mercado había objetos por valor de 24.500 millones de rublos. En los setenta, esta relación se equilibró, pero en los ochenta el dinero disponible superó el valor de lo que puede comprarse en el mercado. A principios de 1989, la población tenía 300.000 millones de rublos y en el mercado sólo había mercancias por valor de 81.000 millones. Así que solo una cuarta parte del dinero podía transformarse en bienes de consumo. En 1988 la cantidad de "dinero-papel" era dos veces superior a la de 1987. Por otra parte, la autonomía económica concedida a los trabajadores es dificil de ejercer cuando la distribución de productos está centralizada por el Estado.

La huelga minera obligó al Gobierno a destinar recursos suplementarios al complejo energético y de combustible -sector que se ha beneficiado de un aumento de las inversiones con la perestroika-, pero la situación exige dedicar atención a la producción de bienes de consumo y alimentos.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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