Un éxito de gran calibre

Podía salir muy bien o muy mal. Era difícil que en la noche del homenaje a John Lennon hubiese términos medios. Considerando que en este país no hay tradición en lo que respecta a montar conciertos de solidaridad con la selva malaya o con alguna recóndita especie en peligro de extinción, a priori la cosa no tenía visos de acontecimiento felizmente culminado.Era difícil coordinar a tantos artistas, y, desde el punto de vista del Jeeling de la noche, todo quedaba abierto al azar. Sin embargo, todo salió sobre ruedas y el hecho de que una de las figuras invitadas, Javier Gurruchaga, no asistiese, no pasó de mera anécdota.

Barcelona recordó a Lennon, y consiguió que Yoko Ono perdiese los papeles y se dejase acunar por Pablo Carbonell y Alberto Comesaña, dos de los participantes en una entrañable fiesta que se coronó con un sonoro éxito traducido en tres bises con todos los músicos en escena, Yoko incluida, y en una pista entregada a los acordes del Tw¡st and Shout. Dadas las características del encuentro, sería tan difícil como injusto destacar a alguien por encima de los demás.

Se trataba de poner un particular y desinteresado granito de arena en el homenaje, así que todos se aplicaron en la faena con absoluto tesón. Diego Cortés coreografiando por medio de dos bailaoras el Lucy In The Sky With Diamonds; Claustrofobia dando rienda suelta a una cruda versión afiamencada del Don't Let My Down; Mercedes Ferrer dando todo un recital de interpretación en sus dos temas; Comesaña adaptando al castellano y a la ocasión la letra del Get Back; Ramoncín jugando con los resortes sentimentales del Imagine: Carlos Sagarra volviendo a evidenciar su garra escénica y Micky, Santi Carulla (Mustangs) y Leslie (Sirex) dej ando claro que quien tuvo retuvo, en un encuentro emocionante entre tres músicos que fueron la historia sonora de una generación.

Yoko, la sorpresa

Pero la sorpresa, la verdadera y gran sorpresa fue Yoko, quien abandonó el papel que había venido representando hasta el momento para dejarse llevarpor la emoción. Siguió todo el concierto tarareando las canciones, bajó a presentar a Pablo Carbonell, felicitó a Mercedes Ferrer, dio muestras de una alegría contagiosa e hizo notar con su actitud que la cosa marchaba bien. Al final hizo acto de presencia en el escenario para volver a agradecer el recibimientoy la fiesta que se le había dispensado y bailó entre todos los músicos como si fuese una más. Como ella misma dijo en un momento: Rock and roll forever.Tres cuartos de entrada largos en Zeleste y una sonorización no muy buena que sin embargo fue superada por el entusiasmo de los músicos. En resumen, el sentido homenaje a Lennon fue un éxito de tal calibre que hasta su viuda se atrevió a entonar unas agradecidas frases en castellano con el acompañamiento de Diego Cortés a la guitarra. Acabó en volandas, como acaban los homenajeados en las fiestas de verdad.