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Mutismo de Agricultura sobre el fraude de la leche

ANUNCHI BREMÓN El Ministerio de Agricultura mantuvo ayer un mutismo absoluto en relación con el informe del Centro de Investigación y Control de Calidad de Barajas (Madrid), dependiente del Instituto Nacional del Consumo (INC), sobre la manipulación fraudulenta de 11 marcas de leche mediante la adición de lactosueros. Dos de ellas, Osca y El Prado, fueron sancionadas el viernes por el Consejo de Ministros con multa de cuatro millones cada una.

Representantes de Osca, una de las multadas, y de Ram y Frixia, dos marcas incluidas en el informe, se pusieron en contacto con EL PAÍS para informar de su versión. Ningún portavoz de El Prado, de Valencia, había accedido ayer a hacer declaraciones, al cierre de esta edición.

La Dirección General de Política Alimentaria, del Ministerio de Agricultura, organismo sancionador en los casos de fraude alimentario, eludió ayer hablar sobre este asunto. Una portavoz del INC se limitó a afirmar que este instituto remitió en su momento a Agricultura los análisis oportunos, y declinó cualquier otra precisión.

Teodoro Insa, director de calidad de Ram, y Damián Herrera, director comercial, negaron que esta empresa esté implicada en el fraude y atribuyeron el resultado de los análisis a la "imperfección de los métodos de detección".

"Jamás hemos adicionado lactosueros a la leche, somos una empresa pública que está remontando una mala imagen". Creen muy difícil, aunque no imposible", que alguien les haya "colado un gol". "Procesamos 450 millones de litros al año, procedentes de 20.000 proveedores, así que aunque alguna entrega contuviera esos lactosueros en algún momento, y ello escapara a nuestros métodos de control, su repercusión hubiera sido inapreciable, y sólo a grandes ganaderos les podría ser rentable".

"Es absurdo económicamente", dijeron, "un fraude en nuestra primera marca, Ram, en la que invertimos 800 millones de publicidad al año, y no en las segundas marcas, Sam, Complesa y marcas blancas". "Además nosotros no fabricamos quesos, por lo que no tenemos excedentes de lactosueros, que tendríamos que comprar a 300 pesetas el kilo, y la leche en polvo semidesnatada cuesta 350 pesetas", aseguraron.

Sin embargo, Cremel, una segunda marca de Ram, elaborada en Vidrieras (Barcelona), es otra de las marcas en las que Sanidad halló lactosueros, dato que corroboró ayer un portavoz de esa empresa.

"Este escándalo supone un beneficio para las empresas transpirenaicas, que a partir del 1 de enero de 1990 verán suprimidos los aranceles para entrar en nuestro país". "Jamás se ha tomado en España leche mejor que la que se toma desde hace dos años", afirmaron los representantes de Ram.

Por su parte, José Manuel Moráis, gerente de la fábrica de la empresa santanderina Frixia en Talavera de la Reina, dijo el sábado: "No hemos recibido comunicación del INC ni otro organismo sobre este tema, ni tenemos constancia de que se tomaran estas muestras. No sabemos qué es eso del fraude del lactosuero ni cómo se hace".

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