Tusell denuncia irregularidades en los mecanismos del jurado del Espejo de España

El historiador Javier Tusell abandonó el miércoles por la noche su labor de jurado del XV Premio Espejo de España, que concede la editorial Planeta, junto con el también jurado Enrique Múgica, ministro de Justicia, ante la imposibilidad de debatir sobre los finalistas, según explicó ayer a este periódico, y por la "evidente pobreza" de la obra ganadora, 1939. Agonía y virtoria,del también historiador Ricardo de la Cierva. Este, que mantuvo ayer sucesivas discusiones con Tusell en programas de radio, opinó que los dos jurados habían querido "reventar el libro", pero sólo habían conseguido publicitario aún más. "Ya vamos por los 100.000 ejemplares" (de venta segura), bromeó.

Enrique Múgica y Javier Tusell, jurados por segundo año consecutivo del Premio Espejo de España -que fue concedido en su día a Tusell por un jurado en el que figuraba De la Cierva-, abandonaron el miércoles en la quinta de las siete votaciones previstas ante el inminente triunfo de una obra a la que se oponían con particular fuerza: Enrique Múgica, porque a su juicio el libro ensucia la imagen del dirigente socialista Julián Besteiro, y él, como socialista, no podía suscribir el acta del jurado, y Tusell, por las dificultades en el debate, que no se habían producido en las votaciones del año pasado.En algunas de las votaciones se levantó acta de resultados de unanimidad a favor del libro de De la Cierva que no se habían producido, pero los jurados no tenían manera de comprobarlo, pues no sabían qué resultados se estaban facilitando a los invitados.

Tusell y Múgica consideraron impresentable la insistencia en mostrar la guerra de España como un conflicto entre buenos y malos. Ambos jurados devolvieron los cheques por 30.000 pesetas que les habían pagado en concepto de dietas.

El primero en levantarse fue Múgica, y Tusell le siguió. Múgica se detuvo a hablar con el ministro de Cultura, Jorge Semprún, presente en la cena. Fernando Vizcaíno Casas, escritor de Planeta, sentado a la mesa de De la Cierva y presumiblemente al corriente de lo que sucedía, lanzó un al parecer irónico "¡Viva la democracia!" cuando Tusell y Múgica se disponían a explicar su postura a los periodistas.

"A votar, a votar"

"No había forma de debatir sobre los libros finalistas", explicó Tusell. "El editor [José Manuel Lara] no hacía más que decir 'A votar, a votar'. Si te contra tan como jurado es de suponer que valoran en algo tu opinión", comentó ayer Tusell.

Formaban el jurado de este premio José Manuel Lara, presidente de Planeta; Rafael Borrás, de la editorial; Gonzalo Fernández de la Mora, ex ministro franquista; Juan Velard Fuertes, y el secretario del jurado, Lombardero, sin voto. Manuel Fraga Iribarne, habitual jurado en este certamen, delegó el suyo.

"Es un libro flojo", comentó Tusell. "No es mi estilo descalificar a Ricardo de la Cierva aunque él anda diciendo que yo me sirvo de negros para escribir. Ya quisiera yo. Creo que en los años finales del franquismo, De la Cierva jugó un papel de cierta importancia. Pero los materiales que utiliza en su libro ya eran conocidos en el libro El final de la guerra civil, del coronel Martínez Bande".

A juicio de Tusell, el premia do es un libro escrito con rapidez, hasta el punto de que los documentos no están ni siquiera transcritos, sino fotocopiados. No se consultaron documentos esenciales, como las cartas desde la prisión de Besteiro o las memorias de Julián Marías, que estuvo muy próximo a él. Tampoco se consultaron los archivos del general Rojo, en el Archivo Histórico Militar.

"Si bien los documentos pueden existir", dijo, "el tono se cae de las manos: es una colección de capones a todo el mundo. Los socialistas aparecen robando, mientras, al tiempo, Franco creaba el subsidio familiar".'

"Yo creo que Besteiro es un patrimonio moral colectivo" añadió Tusell, "y creo que el libro prescinde de algo obvio: que Franco se portó con una evidente ausencia de generosidad hacia los vencidos. La tesis es que tras el 1 de abril vino una paz profunda, y eso no es cierto: vino una dictadura tras una victoria. Desde la ética colectiva, el libro no hace ningún bien a España como colectividad. Creo en la libertad de expresión, y estoy dispuesto a partirme la cara para que puedan aparecer libros como ése. Pero no estoy dispuesto a que mi nombre aparezca vinculado a él".

El hecho de que algunas de las votaciones previas al último fallo no reflejaran exactamente lo que ocurría no invalida el resultad a final, según dijo ayer Ricardo de la Cierva, pues de todas formas él era mayoritario. Finalista este año del Premio Planeta con una obra inspirada en Isabel la Católica, De la Cierva es autor de 36 libros, algunos publicados anteriormente en la editorial Planeta. Fue jurado en dos de las 14 convocatorias anteriores del Premio Espejo de España.

Sobre el comentario de Tusell de que no pretende entrar en una polémica personal, De la Cierva dijo: "Es que no aguantarían ni cinco minutos: de Múgica sé muchas cosas, y de Tusell, todo".

Sobre los reproches intelectuales contra su libro formulados por Javier Tusell, De la Cierva respondió, en síntesis: "No debía haber consultado los archivos de Rojo, porque éste abandonó España antes de la época tratada, y no regresó. Conoce perfectamente los archivos puesto que él fue el responsable de trasladarlos a la Biblioteca Nacional".

"Es posible que sean conocidos algunos de los documentos de los 7.000 que componen el legajo de la zona franquista pero no todos. Es cierto que ese material procedía principalmente del espionaje, pero precisamente por eso es fiable, pues estaba destinado a la información, no a la propaganda: los servicios de espionaje de Franco en la quintacolumna de Madrid eran excelentes". Según pormenorizó De la Cierva, las aportaciones de su libro son numerosas.

De a Cierva formuló igualmente varias descalificaciones personles de Javier Tusell, de donde se deducía una interpretación del conflicto como un asunto de celos profesionales.