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Cerco a las hepatitis

En el plazo de seis meses se dispondrá de una prueba para identificar los virus no A-no B

En el mundo existen más de 200 millones de personas infectadas por algunos de los virus causantes de la hepatitis. De esa cifra le corresponden a España unos tres millones de infectados. En el marco de una reunión internacional, celebrada recientemente en Madrid, Sheila Sherlock, considerada primera autoridad mundial en hepatología, anunció que en el plazo de seis meses se dispondría de una prueba para identificar los virus no A-no B. El simposio, organizado por la Fundación Jiménez Díaz para analizar los últimos avances diagnósticos, profilácticos y terapéuticos en torno a este preocupante grupo de enfermedades, contó con la presencia de 600 expertos internacionales.

Hasta ahora, el diagnóstico de los virus no A-no B se hacía por exclusión del resto de las hepatitis víricas. La doctora Sherlock, designada candidata en varias ocasiones para el Premio Nobel de Medicina y Fisiología, se mostró optimista en cuanto a la próxima identificación de esos virus. "Pienso que en el plazo de seis meses dispondremos de un test que nos permita identificar estos virus. Así será posible controlar y prevenir en gran medida este tipo de hepatitis, que se transmite a través de las transfusiones sanguíneas y que en un 50% o 60%. de los casos cronifica, pudiendo desarrollar una cirrosis o un tumor hepático", aseguró esta especialista.En estos momentos, la hepatitis no A-no B es la más frecuente -seguida de la B y la delta- por no existir todavía marcadores del virus, y, por tanto, no pueden adoptarse medidas de prevención. En este simposio se ha hablado de dos posibles virus no A-no B: uno transmisible por transfusión sanguínea, y el otro, por vía fecal-oral.

En el simposio de Madrid se han constatado importantes avances diagnósticos, que vienen fundamentalmente de la mano de la biología molecular. La hepatitis vírica es una enfermedad insidiosa que aparece como consecuencia de la llegada al tejido hepático de virus que tienen la particularidad de poderse multiplicar únicamente en las células del hígado.

Autolesiones

La lesión de estas células y la inflamación consiguiente no son debidas a la presencia del virus, sino que son causadas por un tipo de células del propio organismo, que forman parte del sistema inmunológico encargadas de la eliminación de elementos extraños, según palabras del investigador norteamericano de la universidad de Colorado A. Siddiqui. Estas células con propiedades defensoras, los linfocitos T, identifican como extrañas las células hepáticas que albergan virus, debido a que en las membranas celulares se expresan componentes del virus, y las destruyen.La hepatitis A es la menos inquietante de los cuatro grandes grupos de hepatitis víricas, ya que nunca llega a ser crónica y no deja secuelas. Se contrae principalmente por vía fecal oral, a través del agua y de los alimentos contaminados, y es mucho más frecuente en los países con normas higiénicas deficientes.

La hepatitis delta, que siempre aparece asociada a la B, preocupa especialmente a la comunidad científica mundial por su gran virulencia. Las posibilidades terapéuticas que existen ante esta hepatitis son todavía muy limitadas, según advirtió el doctor M. Rizetto, descubridor del virus delta. "De ahí la trascendencia de su prevención mediante la vacuna antihepatitis B", agregó.

El reservorio del virus B lo constituyen los fluidos biológicos del organismo: sangre, principalmente, y luego, semen, lágrimas, saliva, sudor, secreciones vaginales, leche materna y exudados serosos. Son grupos de alto riesgo, por las elevadas posibilidades de contagio, los drogadictos, las prostitutas, los homosexuales y heterosexuales promiscuos, así como los familiares y personas que conviven con los portadores del virus o los pacientes que han contraído la enfermedad. El personal sanitario y otro tipo de profesionales que manipulen sangre o estén en contacto con este fluido (policía, funcionarios de prisiones) integran también este colectivo. No obstante, la transmisión por contacto sexual es actualmente la principal causa de propagación de la hepatitis B, que cronifica en un 10% de casos y puede llegar a desarrollar cirrosis y hepatocarcinoma.

Relación con SIDA

Las sesiones científicas celebradas durante este simposio han puesto de manifiesto que en muchos enfermos de SIDA se presenta una hepatitis B. Según el doctor J. H. Hoofnagle, responsable de la unidad de hepatología del Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos, se observa una cierta similitud entre los dos virus, y añade que "es un hecho evidente que la hepatitis B agrava de forma dramática el cuadro del SIDA".Respecto al tratamiento con interferón de las hepatitis B y no A-no B, los científicos asistentes a este foro internacional se mostraron optimistas, a la par que cautos. Los resultados arrojados por las investigaciones que se están realizando en la Fundación Jiménez Díaz, de Madrid, bajo la dirección del doctor Vicente Carreño son análogos a los obtenidos en otros países como Estados Unidos, Reino Unido e Italia. Mientras que en la hepatitis B puede alcanzarse hasta un 60% de curaciones, en la hepatitis no A-no B los resultados no son tan esperanzadores. Los expertos afirmaron que el interferón es todavía un medicamento experimental y que se está investigando también con otros productos químicos antimetabolitos.

Actualmente en España todos los grandes hospitales y los centros de vacunación están inmunizando al personal sanitario, así como a otros colectivos de riesgo. También se están iniciando campañas para vacunar al personal de policía, instituciones penitenciarias, cuerpo de bomberos y ejército.

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