Los Reyes presiden la gala lírica con motivo de la presidencia española de la Comunidad Europea

Los Reyes de España presidieron ayer, en el Auditorio Nacional de Madrid abarrotado de público, la gala lírica celebrada con motivo de la presidencia española de la Comunidad Europea, que se inició el pasado 1 de enero. El éxito artístico acompañó a los cantantes y a la orquesta, que cosecharon grandes aplausos. La gala, organizada por el V Centenario del Descubrimiento, la comisión de la presidencia española de las Comunidades Europeas y el Ministerio de Cultura, y patrocinada por el Instituto Nacional de Industria (INI), tuvo un carácter netamente español (por intérpretes, música y libretos). Los 20 millones recaudados en taquilla y los beneficios de la comercialización de la imagen y sonido serán destinados a fines sociales en España y Latinoamérica.

Montserrat Caballé, Victoria de los Ángeles, José Carreras, Alfredo Kraus y Juan Pons son cinco grandes universales del canto, cada uno con su voz y con su estilo; también con el eco y la representación de su momento. Los cinco dieron denso contenido a la denominada gala lírica -celebrada con motivo del semestre español al frente de la Comunidad Europea-, en la que intervino también la soprano Ana María González, y se presentó al gran público la joven promesa Isabel Rey, que en un fragmento de La sonámbula demostró sus dotes, su bella voz, su afinación y sus superagudos seguros.

Plena de juventud, Victoria de los Ángeles, nacida en 1923, actuó como siempre: dueña y señora de la línea y la dicción, de la ernoción y la gracia. La Nana de Montsalvatge, El cant dels ocells y las seguidillas de Carmen nos trajeron el arte vivo y ágil, inteligente y aleccionador de la soprano catalana.

Y pues de dicción hablamos y a perduración nos referimos, conviene elogíar altamente al tenor Alfredo Kraus. Sesenta y un años frescos y magistrales, y cuarenta de carrera, se resumen en un arte de auténtico maestro. Pocas veces se ha sabido cantar en la historia como lo hace Alfredo Kraus, y así lo patentizó anoche en fragmentos de Marta y La arlesiana, de Cilea.

Juan Pons es un barítono grande, en plenitud, de excelentes facultades. Exhibe un precioso color, una gran seguridad y un fraseo de primer orden, por lo que se hizo ovacionar largamente después del aria de Andrea Chenier, así como en el dúo con José Carreras perteneciente a La fuerza del destino.

Verdadero teatro

En fin, Montserrat Caballé, y José Carreras. Es justo citarles unidos, Pues unidos aparecieron en escena y ya es bien conocida la parte que corresponde a la soprano catalana en la carrera del tenor. Hicieron verdadero teatro en el simpático Dúo de la africana, de Caballero. Montserrat protagonizó el rara vez escuchado Himno de las naciones, de Verdi, una partitura tópica y resuelta muy inteligentemente para soprano, coro y orquesta. Pero lució totalmente en su aria de El Cid. Por su parte, José Carreras, a cuya fundación se destina parte de la recaudación de la gala, se vio envuelto por el cariño y la entusiasta admiración de todos. Cantó formidablemente bien, con la característica facilidad de sus agudos y el mordente irresistible de su voz, que emociona por sí misma.La Orquesta y Coro Nacionales y los maestros Ros Marbá y José Collado acompañaron a los cantantes y dirigieron respectivamente la obertura de La fuerza del destino y el intermedio de La boda de Luis Alonso. El compositor Leonardo Balada, residente en Estados Unidos, dirigió dos fragmentos de su ópera Zapata.