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La deuda y la democracia

Con el inicio de 1989, México ha comenzado el Plan de Estabilización y Crecimiento Económico, el último paquete de medidas para controlar la inflación. Pero los problemas de los trabajadores se están agudizando, y en esta tesitura, el presidente Salinas ha declarado que el interés de los mexicanos está por encima del de los bancos acreedores. La voz de Salinas es sólo una más dentro del coro de los países con deuda externa. El problema preocupa también al Gobierno de EE UU, que ve cómo los países democráticos de Latinoamérica afrontan una situación económica cada vez peor.El presidente de Argentina, Alfonsín, denuncia que la deuda externa imposibilita el crecimiento económico y, lo que es peor, anima al aventurerismo político y pone en constantes dificultades al Gobierno democrático. Perú sufre una situación económica cada vez peor tras la estrategia unilateral del presidente Alan García: además de no aligerar la deuda ha conseguido que la banca internacional recele a la hora de dar nuevos créditos.

Se han propuesto muy diversas soluciones para paliar la deuda externa, pero el problema persiste. Los países iatinoamericanos están esperando que Estados Unidos asuma su papel de liderazgo y ayuda financiera. Quizá con Bush mejore la actitud norteamericana hacia el problema, pero todavía tiene que surgir un líder en EE UU que comprenda que una solución a la deuda irá en beneficio propio de su país.

, 6 de enero

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