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No hay mejor democracia que la cubana, afirma Castro

Antonio Caño

ENVIADO ESPECIALEl presidente cubano, Fidel Castro, salió al paso de las presiones internacionales a favor de una apertura del régimen de la isla, elogió la forma de democracia que se practica en el país y aseguró que no se va a introducir ningún cambio en el sistema. "No tenemos que avergonzarnos de las impúdicas calumnias contra la revolución, ya que tenemos un sistema electoral que no tienen otros países" dijo en un discurso con el que se conmemoraba el 30º aniversario de la revolución y en el que reconoció que Cuba tiene "contradicciones" con la Unión Soviética.

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Fidel Castro explicó en la noche del miércoles (madrugada de ayer en España) que el sistema político cubano contempla la designación directa por "las masas del pueblo" de los candidatos que las representan en las asambleas municipales y en la Asamblea Nacional. "Si la mayoría del pueblo fuera contrarrevolucionario no tendrían más que postular a los contrarrevolucionarios y los delegados estarían contra la revolución y contra el socialismo", dijo.El presidente cubano sostuvo que "no puede haber democracia superior a la de un país donde los obreros y los campesinos tienen las armas". "A todos esos países occidentales que cuestionan la democracia en Cuba", añadio, "podemos decirles que entreguen las armas a los campesinos, a los estudiantes. Veremos si pueden echar gases lacrimógenos contra cualquier huelga, veremos si pueden estar echándoles los perros a las masas". "No tenemos que ir a ninguna otra parte a aprender nada, tal vez tendrían que venir a aprender aquí", concluyó.

Ésta es la primera reacción de Fidel Castro desde que, coincidiendo con el 30º aniversario de la revolución, un grupo internacional de intelectuales hizo público un documento en el que se exhortaba al presidente cubano a convocar un referéndum similar al celebrado el año pasado en Chile.

Campaña de Prensa

Castro denunció una campaña de prensa contra su país. "Los órganos del imperialismo se ensañan con Cuba. Quisieran decirnos en Occidente lo que tenemos que hacer, que si imitamos eso, que si hacemos lo otro. No sabemos por qué nos hemos convertido en desvelo de tanta. gente". "Lo que sí puedo asegurarles", dirigiéndose a una audiencia de periodistas extranjeros y numerosos invitados oficiales, "es que la revolución no va a cambiar. No vamos a permitir que nada ni nadie cambie la línea pura y recta de la revolución".El líder cubano acusó particularmente a la Prensa de "exagerar las contradicciones entre Cuba y la URSS, que existen en algunos temas pero no tienen por qué convertirse en fricciones con la Unión Soviética". "Debemos tener respeto por la forma en que cada país decida construir el socialismo", manifestó.

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Fidel Castro marcó otra diferencia. con la Unión Soviética cuando, al condenar el ataque de Estados Unidos contra dos aviones militares de Libia, declaró que éste "obliga a preguntarse qué entiende el imperialismo por paz". "Apoyamos decididamente la política de paz del compañero Mijail Gorbachov; ahora bien, expresamos el temor de que el imperialismo entienda la paz como paz entre las grandes potencias, reservándose el derecho a agredir a otros países del Tercer Mundo". "Queremos la paz", dijo, "pero una paz con derechos para todos los pueblos del mundo".

Las palabras de Fidel Castro, en un discurso de casi tres horas de duración -el más importante de los pronunciados durante las celebraciones del 30º aniversario-, confirman un cierre de filas en todo el país en momentos en que Cuba siente ser blanco de una fuerte agresión ideológica.

El documento de los intelectuales ha encontrado aquí, sobre todo por su comparación con Chile, el repudio incluso de sectores que habitualmente son críticos con el régimen. Fuentes de la propia intelectualidad cubana consideran que ese tipo de gestiones dificulta el trabajo de quienes quieren cambiar las cosas desde dentro y fortalecen al grupo más reaccionario del sistema.

Fidel Castro volvió a dejar claro en la noche del miércoles que ninguna presión internacional le obligará a cambiar. El presidente cubano empieza a sentirse cómodo en su recuperado papel nacionalista y parece totalmente decidido a seguir haciendo las cosas a su modo, moleste a quien moleste. "Si en 1968 no pudo oponerse a la invasión de Checoslovaquia por los tanques soviéticos, hoy sí puede oponerse a la perestroika, y lo hará", comenta una fuente independiente.

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