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CAMBIOS EN EL ESTE

Los líderes yugoslavos divididos ante la crisis del país

El Comité Central de la Liga de los Comunistas de Yugoslavia no pudo concluir ayer su reunión plenaria ante las fuertes controversias en torno a las formas de afrontar la situación económica y la amenaza de los nacionalismos albanés y serbio. La jornada estuvo jalonada de ataques de diversa procedencia a la política del dirigente serbio Slobodan Milosevic de movilizar a las masas serbias en solicitud de medidas extraordinarias -hasta el estado de excepción- para hacer frente al "irredentismo y terrorismo albanés" en la provincia autónoma serbia de Kosovo.

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El jefe del Estado yugoslavo, el bosnio Raif Dizdarevic, rechazó ayer la imposición de medidas extraordinarias para hacer frente a los crecientes conflictos nacionalistas en Kosovo.El presidente de la República insistió en que la crisis tiene que solucionarse con medios democráticos. Dizdarevic manifestó que no se pueden pedir al mismo tiempo un estado de excepción y una crítica creativa y el desarrollo de la autogestión para solucionar la crisis.

La mayoría de los oradores pidió ayer medidas urgentes para hacer frente a la situación en Kosovo y para frenar el éxodo de serbios y montenegrinos de esta provincia, donde ya sólo suponen hoy el 12% de la población frente al 85% de los albaneses. Como en la jornada inaugural, proliferaron ayer los ataques personales.

Según informaciones no oficiales, Milosevic ha fracasado en su intento de expulsar de la presidencia al representante albanés Azim Vlasi.

Una mayoría de la presidencia, compuesta por 14 miembros electos y los jefes del partido en las seis repúblicas y dos provincias autónomas, ha bloqueado la salida de Vlasi de la cúpula para "impedir que Milosevic se haga con un derecho a veto sobre la composición de este órgano federal", según fuentes políticas de Belgrado.

Azim Vlasi, que ha sido durísimamente atacado como "cómplice del irredentismo y terrorismo albanés" por parte de los nacionalistas serbios seguidores de Milosevic, podría abandonar la presidencia en un futuro próximo, pero no bajo la abierta impresión de hacerlo por consignas serbias.

La solución, hoy

La reunión del máximo órgano de los comunistas yugoslavos concluirá hoy, según todos los indicios con una gran purga de dirigentes tanto del Comité Central como de su presidencia (Buró Político). Ayer, mientras se hacían continuos llamamientos a la unidad del partido, se multiplicaron los enfrentamientos entre los miembros del comité.

Parece seguro que el Comité Central aprobará hoy el documento presentado por la presidencia del partido para hacer frente a la crisis con las tres reformas, la económica, la política y la del partido. No obstante, las reformas tienen graves obstáculos que superar, basados en las profundas diferencias entre las repúblicas y sus direcciones comunistas que, como demostró el debate de ayer, están lejos de disminuir.

Si bien no se sabe que alcance tendrá la renovación del Comité Central y de la presidencia, si parece seguro que los cambios no supondrán la rotunda victoria que algunos observadores auguraban al líder serbio Milosevic gracias al apoyo con que cuenta en la calle en la república y la capital.

La presidencia tuvo que desautorizar oficialmente a un orador serbio que al concluir la sesión del lunes descalificó personalmente al jefe del partido federal, Stipe Suvar, acusándole de oportunismo y de haberse unido a una campaña antiserbia.

Campaña de difamación

También desautorizó al albanés Adem Rasnici, que acusó a la dirección serbia de organizar las manifestaciones nacionalistas que desde hace meses se celebran en esta república y las provincias autónomas de Kosovo y Voivodina y que regularmente han solicitado la dimisión e incluso la muerte de dirigentes de otras repúblicas y de la federación. Milosevic ha apoyado explícitamente estas manifestaciones, si bien insiste en que son espontáneas.

El líder croata Josip Vrhovec, otro de los blancos de los ataques de los seguidores de Milosevic y de la Prensa serbia, alineada sin excepción con el dirigente serbio, manifestó ante el pleno que ha sido objeto de "una frenética campaña de difamación" de la que hizo implícitamente responsable a Milosevic.

"Me han acusado", dijo Vhrovec, "de declararme favorable a la ocupación [nazi] en 1941, de proteger a terroristas, incluso de haber jugado un papel en el asesinato del embajador Rolovic", muerto en un atentado nacionalista croata en Suecia en 1971.

Vrhovec citó unas declaraciones atribuidas a Milosevic en el semanario austriaco Wochenpresse en las que se le citaba diciendo que "los métodos sucios e inhumanos no son ajenos al movimiento obrero internacional". Milosevic salió de inmediato al estrado y declaró que esa entrevista es una "pura falsificación". "No he concedido entrevista alguna a Prensa extranjera, ni periódicos ni revistas, aseguró el líder serbio.

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