El Goya culto y demócrata, desvelado en la exposición abierta en Villahermosa

El pintor Gaya (1746-1828) fue un hombre de una gran preparación intelectual, demócrata en política, preocupado por todos los temas sociales de su época y un anticlerical de profundas creencias religiosas, según se desvela en la exposición Goya y el espíritu de la Ilustración, inaugurada ayer por la reina Sofía en el palacio Villahermosa del Museo del Prado. La exposición incluye 180 obras procedentes de diferentes pinacotezas y permanecerá abierta hasta el 18 de diciembre.

La visión que del artista de Fuendetodos se da en esta exposición es producto de la investigación que a lo largo de los últimos cinco años ha realizado un equipo de especialistas en Goya. Los organizadores directos de la exposición han sido Alfonso Pérez Sánchez, director del Museo del Prado, y Eleanor Sayre, conservadora de dibujos y grabados del Museo de Boston.A través de las 180 obras que incluye la muestra se intenta dar una visión de las preocupaciones intelectuales, políticas y religiosas de Goya. Pérez Sánchez explica que han querido demostrar que el pintor no es un genio surgido en el vacío, al que se le ocurren cosas según esté su inspiración, sino que por el contrario es un hombre enraizado en la situación cultural de su momento. "Es un hombre culto, con profundos conocimientos", asegura Pérez Sánchez, "que maneja muchos elementos de la literatura, del pensamiento, de la filosofía, la economía, de todo el mundo de su tiempo. El enigma que no hemos descubierto es cómo llega a este conocimiento. Saber si es un hombre de estudios o es una sensibilidad excepcionalmente abierta que como una esponja capta todo lo que ocurre a su alrededor. Sea cual sea el procedimiento, es un hombre de cultura en sentido estricto".

Goya no fue sólo un pintor festivo como podría deducir el observador de los cartones y ta pices de corte folclórico. Ni tampoco el hombre atormentado que cabría imaginar a la vista de las pinturas negras. "Pretendemos", explica el director del Prado, "descubrir el vínculo profundo que une a esos Goyas que parecen distintos y diferentes. Se ha dicho muchas veces que si Goya se hubiera muerto a los 40 años no sería el pintor que estimamos. El Goya viejo, dramático y profundo está en germen también en sus tiempos más juveniles, donde sus preocupaciones posteriores estaban ya presentes, pero inmersas en la corriente ilustrada que se subraya en la exposición".

Pintor religioso

Entre las aportaciones más interesantes está el hecho de que Goya era claramente anticlerical pero no antirreligioso. "La sorpresa está en descubrir el gran pintor religioso que hay en Goya. Él utilizaba los textos de la Biblia y pintaba con una esperanza profunda. Hay que reflexionar mucho sobre sus cuadros, grabados y dibujos".

Sin embargo, la postura social y política de su obra no se correspondió con su actitud personal. "Hay dos cosas muy distintas", rnatiza el director del Prado, "según se trate de principios o de biografías. El instinto de defensa puede a veces más que la defensa de los principios. Quizá Goya, biográficamente, fue muy prudente. Huyó de Fernando VII sin renunciar a su sueldo de pintor del rey e incluso hizo dos viajes para asegurarse la pensión. Nadaba y guardaba la ropa".