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UNA DICTADURA EN LA ENCRUCIJADA

El Ejército actúa como si fuera un partido político

Oficiales del Ejército, consultados por el enviado de este periódico, coincidieron en asegurar que, si gana el no, Pinochet respetará el resultado, pero se cumplirán a rajatabla las disposiciones de la Constitución de 1980. A un coronel le gustaría que el Ejército no estuviese tan implicado en cuestiones de orden público, "que son cosa de Carabineros. Nosotros no tenemos armamento adecuado para intervenir en disturbios. Mis hombres tienen armas con munición de guerra y, si tienen que disparar, hay una matanza". El coronel cree que Pinochet no quiere dotar a los Carabineros del personal y el armamento necesario, "porque esto representaría crear una fuerza que podría arriesgar el poder del Ejército".Los militares consideran a Pinochet como un líder indiscutible, al menos hasta que se produzca una derrota en las urnas. Si mañana gana el no, los oficiales consultados coinciden en que Pinochet cumplirá las previsiones de la Constitución "que hemos jurado". No creen que los miembros de la Junta de las otras armas puedan pedirle cuentas a Pinochet por la derrota, porque no tienen la fuerza suficiente para enfrentarse al general. Algunos analistas militares comentan que "esa es la pregunta del millón de dólares": saber si los militares le pasarán la factura a Pinochet.

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El general ha sabido montar una red de poder militar, basado en el Ejército y extendido por todo el país, desde los intendentes (especie de gobernadores) hasta los mandos de la policía política. Sobre ese aparato basa Pinochet su poder, un auténtico partido militar extendido por todo Chile. Una persona que compartió responsabilidades en el Gobierno y hoy se ha pasado a la oposición comentó a este periódico que "incluso dentro del Gobierno hay una quiebra entre civiles y militares. Se repetía con frecuencia la frase 'estos civiles' o 'estos milicos".

Hay un punto de la personalidad de Pinochet que no agrada a los militares: la presencia de Lucía Hiriat, su esposa. Molesta su estilo y las obligaciones que casi se imponen a las esposas de los oficiales para participar en el voluntariado femenino organizado por la primera dama.

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