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LIBER 88

El historiador Joan Maluquer de Motes será enterrado hoy

Joan Maluquer de Motes i Nicolau será enterrado esta mañana en Barcelona, donde falleció el pasado miércoles, a los 73 años de edad. Arqueólogo, Maluquer de Motes se formó con Bosch Gimpera y, en 1949, obtuvo la cátedra de su especialidad en la universidad de Salamanca, donde permaneció hasta 1959, cuando se incorporó a la universidad de Barcelona.Maluquer es un apellido muy conocido por los estudiantes de la ya extinta carrera de filosofía y letras de Barcelona. Por la capacidad y dedicación como profesor de quien lo llevaba, pero también porque Joan Maluquer era decano en el año 1969. No fue un año cualquiera. En enero se produjo el asalto al rectorado de la universidad de Barcelona que provocó una respuesta inmediata del régimen que encabezaba el general Franco: la declaración del estado de excepción. Así terminó uno de los cursos más agitados de la historia de Cataluña tras la guerra civil. Pero no terminó así el año. Llegó octubre y la facultad no abrió matrículas. El motivo era la falta de aprobación gubernamental de un plan de estudios, llamado desde entonces y hasta hoy "plan Maluquer", presentado por la propia facultad y redactado con la participación de los alumnos.

Valentía

Hasta la segunda quincena de noviembre, la universidad no pudo abrir sus puertas porque el plan había sido aprobado. Era una victoria del movimiento democrático estudiantil, en el que también participaban profesores. Joan Maluquer dio pruebas de valentía antes de acabar aquel mismo año de 1969. Lo recuerdo una noche de diciembre, impidiendo a la policía que entrara en la universidad, mientras en el patio de letras se celebraba una asamblea estudiantil para protestar contra el entonces proyecto de ley General de Educación.El plan Maluquer tenía sólo un secreto: la optatividad de materias. La carrera se dividía en dos ciclos. En el primero, de dos años, los estudiantes sólo estaban obligados a cursar cuatro asignaturas: filosofía y lengua, en primero; historia y geografía, en segundo, más un idioma que podía ser antiguo o moderno en función de los intereses de los estudiantes. El resto de materias, hasta 10, era optativo entre 50. Algunos departamentos pedían alguna asignatura específica. Así, para cursar clásicas había que estudiar griego y latín; para entrar en filología española, diversas lenguas y literaturas.

La optatividad del plan seguía en el segundo ciclo de tres años. Cada sección exigía un mínimo de materias para otorgar la licenciatura. Un mínimo, el 50% aproximadamente, debían ser materias del propio departamento, el resto era optativo. A su vez, se podía elegir entre cursos B, de 9 meses de duración, o C, intensivos de cuatro meses, en los que participaban doctorandos.

Que un arqueólogo pase a la historia no sólo por su investigación sobre el pasado, sino por su actuación en el presente, es, el mejor homenaje que la memoria puede rendirle.

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