La izquierda y la derecha de Perú, contra el Plan Cero de Alan García
El Plan Cero, el último intento del Gobierno de Alan García de frenar la creciente inflación peruana, que ya supera el 240% en lo que va de año, ha hecho recrudecer en Perú las jornadas de enfrentamientos del pasado año a raíz de la nacionalización de los bancos y financieras y ha abierto un ambiente de crisis salpicado por intensos rumores sobre la inminencia de un golpe militar. El propio ministro de Defensa, general Enrique López Albújar, tuvo que tranquilizar los ánimos y subrayar que las fuerzas armadas están para garantizar la democracia, y calificó de "malévolas y tendenciosas" las versiones sobre ruidos de sables.
Si bien las alzas y el paquetazo, como es conocido este conjunto de medidas económicas, ya ocasionaron en días anteriores esporádicos movimientos públicos de protesta, la anestesia del golpe inicial del programa parece que comienza a perder su efecto, a dos semanas de su anuncio, y la protesta acentúa su presencia en todo el país.El jueves anterior al anuncio de las controvertidas medidas, la Central Comunista de Trabajadores del Perú (CCTP) -el principal sindicato del país- convocó a una manifestación de protesta en Lima que terminó con 500 detenidos y más de 150 heridos. La prefectura limena había recordado la prohibición de realizar marchas de protesta debido al estado de emergencia que rige desde hace más de dos años en la capital y el vecino puerto del Callao.
Paro nacional
El presidente de la central y senador por la Izquierda Unida (IU), Valentín Pacho, ha advertido que no cejarán en la protesta y convocó a un paro nacional -cuya fecha aún no se ha definido- de protesta contra el plan antiinflacionario. Según expertos locales, la aplicación del plan de austeridad mermará en un 40% el salarlo real y ocasionará una disminución en el producto interior bruto (PIB) de 4,9%.La polémica sobre el Plan Cero ha enfrentado, como hace un año con las nacionalizaciones, al Gobierno de Alan García tanto con la izquierda como con la derecha. Nuevamente el Gobierno peruano expone tesis económicas donde predomina la heterodoxia mientras la derecha y la izquierda adoptan posiciones críticas.
Con pocas exportaciones, escasez de divisas, descontrol cambiario, entre otros problemas, el paquetazo era un freno imperativo que ahora sido aprovechado por los sectores conservadores peruanos para revivir campañas de meses pasados y, por la izquierda, como plataforma para lanzar su propuesta alternativa. Ambos puntos de vista están claramente orientados a los comicios municipales del año próximo y, más allá, a las presidenciales de 1990.
El mismo jueves 15, en una alocución televisada, el escritor Mario Vargas Llosa -que hoy es un líder caracterizado dentro del bloque conservador Frente Democrático (Fredemo)-, regresó con su movimiento cívico Libertad para lanzar un ataque frontal contra el presidente García, su Gobierno y el bloque izquierdista IU.
Vargas Llosa, apoyándose en la crítica situación económica nacional, fustigó duramente a la Administración de Alan García y descalificó los planes alternativos de la IU para pasar a exigir, en medio del rechazo al paquete antiinflacionario, la derogación de la ley de nacionalización bancaria de 1987 y defender ardorosamente al empresariado nacional.
Reiterando la campaña de la derecha de los últimos días, el famoso escritor peruano demandó al Gobierno destituir a su equipo económico.
Las críticas contra los principales responsables de la política económica del actual Gobierno se acentuaron la semana pasada y consiguieron que, en la madrugada del viernes último, de forma callada y dejando atrás una fraterna carta de renuncia al presidente García, partiera precipitadamente hacia Buenos Aires el principal asesor económico presidencial, el argentino Daniel Carbonetto.
Las acusaciones y descontento por este equipo se extendieron a los parlamentarios oficialistas que, el sábado 17, se reunieron, en forma extraordinaria, con tres ministros para determinar la suerte de cinco personalidades económicas gubernamentales. Hasta ahora no se ha tomado ninguna decisión definitiva al respecto que, de concretarse, castigaría por primera vez en tres años a los impulsores centrales de la heterodoxia económica peruana. Parte ya se ha cumplido con la partida y renuncia de Carbonetto.
Fantasmas y dimisiones
El fantasma del golpe de estado también ha vuelto ahora con frecuencia y con él los rumores de una eventual dimisión del presidente. El mandatario peruano negó su renuncia y rechazó una vía no democrática para el Perú. El ministro de defensa tuvo que salir el jueves al paso de los rumores golpistas y reiterar la lealtad de las Fuerzas Armadas hacia el sistema democrático.Por último, el tema polémico por excelencia de la semana pasada, caro a todos los sectores, es el reinicio de conversaciones con el Fondo Monetario Internacional. Con la urgencia de un "colchón financiero" para soportar el embate del plan antiinflacionario, el FMI ha sido el centro de la discusión política. El presidente García rechazó de plano est posibilidad de volver a negociar con el FMI, los parlamentarios apristas no la niegan, aunque siguen criticando el estilo crediticio del Fondo, la derecha pide insistentemente acuerdos con él, mientras la izquierda anuncia tiempos aún más difíciles si hay acuerdo con institución financiera internacional.
Hoy parece más evidente este posible acercamiento. El sábado anterior partieron hacia España el controvertido presidente del equipo peruano Pedro Coronado Labó, y el presidente del Banco de la Nación, Juan Candela, para gestionar créditos blandos ya prenegociados con Extebandes y Arlabank. Ambos participan en una reunión bancaria de América Latina, España y el Caribe que en Madrid.
Antes de viajar, Coronado Labó anunció que el Perú entrará contacto con el FMI y el Banco Mundial esta semana.
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