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Combatir sin red

El Ejército regular afgano se prepara para defender en solitario el régimen de Najibulá

Pilar Bonet

El Ejército afgano se prepara para defender el régimen del presidente Mohamed Najibulá en un clima de incertidumbre sobre sus posibilidades, una vez eliminada la red de seguridad soviética. ¿Continuarán los afganos, pueblo de viejas tradiciones tribales, luchando entre sí, o encontrarán una fórmula de entendimiento aceptable para la oposición armada al régimen prosoviético de Kabul? Esta pregunta, que se hacen los observadores políticos, es abordada actualmente con cierto aplomo y optimismo por parte de representantes oficiales afganos y soviéticos.

Este optimismo se basa en la continuación del control gubernamental sobre los territorios abandonados por los soviéticos, incluidas las ciudades de Jalalabad y Kandahar. La evacuación de Jalalabad, comenzada el 15 de mayo, finalizó hace dos meses y, desde entonces, la ciudad, al este de Kabul, se encuentra en poder de las fuerzas gubernamentales.Kandahar, la antigua capital afgana, al sur del país, fue abandonada por el Ejército soviético hace sólo unos días. El 4 de agosto, un total de 6. El último soviético en ser evacuado llegó al pie de la escalerilla del avión en jeep y, una vez arriba, lanzó las llaves del coche sobre el vehículo, según contaba el periódico afgano Haqiqat. Otras pequeñas localidades dispersas por la geografía afgana continúan en poder del Gobierno pese a que los mujahadin se habían jactado de poder conquistarlas con gran celeridad. Todos estos hechos hacen pensar, incluso a algunos diplomáticos occidentales, que la guerrilla es incapaz de oponerse al Ejército afgano de forma organizada y sistemática y sigue actuando a base de escaramuzas y sin control territorial constante.

El Ejército afgano, entre 40.000 y 50.000 hombres, parece haber incrementado su preparación bélica gracias a la formación impartida por los consejeros soviéticos y la experiencia de lucha, opinan medios diplomáticos occidentales en Kabul. Estos medios señalan que el Ejército juega un papel político y que la oficialidad de las unidades de elite pertenece a la fracción jalq del Partido Democrático Popular de Afganistán (PDPA). Ahora, el puesto de ministro de Defensa se encuentra vacante, y ejerce como ministro en funciones el general Tanai, jefe del Estado Mayor.

Generales famosos

Algunos jefes militares afganos están cobrando fama durante la retirada soviético. Es el caso del gobernador de Kandahar, general N. Oliumi, cuya formación militar tuvo lugar en EE UU y en la URSS. Es un nativo de Kandahar que ha iniciado una activa política de contactos con la guerrilla, a juzgar por lo dicho en una conferencia de prensa.Dado que los líderes de la Alianza, que abarca a siete partidos fundamentalistas suníes con base en Peshawar, Pakistán, rechazan la política de reconciliación nacional, la estrategia de Kabul consiste en negociar o tratar de negociar con los líderes de la oposición que se encuentran sobre el terreno con la idea de ir formando un mosaico territorial neutralizado.

Los enfrentamientos continúan en el valle de Paginan, no lejos de Kabul, donde el 29 de julio los soviéticos realizaron un amplio despliegue de apoyo a los afganos. En Kunduz, al norte del país, en la zona de mayor densidad soviética, los misiles caen regularmente sobre el bazar semicerrado.

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El martes, el 57º Regimiento de Comunicaciones de Kabul realizó una demostración ante los periodistas llegados para cubrir el inicio de la primera fase de la retirada soviética. La instrucción militar de 14 soldados, de 18 a 35 años de edad, que se movían desacompasadamente, daba un cuadro más bien patético de la eficacia real del Ejército afgano. El cuartel reflejaba la influencia soviética en sus salas, con fotos de Marx y Engels y retratos de los miembros del Politburó, tanto del soviético -con los nombres de los dirigentes destituidos, como Boris Eltsin, cubiertos con un papel blanco-, como del afgano, dirigido por Najibulá.

El capitán Amanula, de 24 años, que estudió tres en la URSS, insistía en que el PDPA es imprescindible para dirigir el país. Un Gobierno sin el PDPA en posición hegemónica era rechazado terminantemente por este oficial, que piensa todavia en la "revolución".

Medios diplomáticos occidentales en Kabul creen que el Ejército opone resistencia a la política de reconciliación nacional y a la realización de concesiones, y opinan que, de efectuarse éstas, podría llegarse a un golpe de Estado militar.

El ministro de Exteriores soviético, Edvard Shevardnadze, se marchó el día 7 de Kabul dejando tras sí algunas incógnitas sobre lo tratado con Najibulá. Mohamed Sharq, el primer ministro, firmará en otoño, en Moscú, un programa de cooperación económica y comercial hasta el año 2000.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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