Castro afirma que la "perestroika" no es para Cuba
ENVIADO ESPECIALA Mijail Gorbachov le ha salido un socio rebelde en el Caribe. El presidente de Cuba, Fidel Castro, rebatió el martes (madrugada de ayer en España) los argumentos de la perestroika y advirtió que las fórmulas propuestas por el líder soviético no serán aplicadas en la isla. "Somos reacios a copiar servilmente recetas para solucionar males que nosotros no hemos cometido", declaró Fidel Castro en un discurso en el que anunció también la posibilidad de un próximo acuerdo que permita la salida de las tropas cubanas desplegadas en Angola.
Castro despejó todas las dudas respecto a su actitud frente a la perestroika. En un discurso de tres horas y cuarto con el que se conmemoraba el 35º aniversario del asalto al cuartel Moncada, el presidente de los consejos de Estado y de Ministros de Cuba descalificó todos los intentos reformistas "que huelen a capitalismo" y aseguró que Cuba jamás se apartará de la ortodoxia del marxismo-leninismo porque en ello le va, según él, la supervivencia de la revolución.Justificó su posición en el hecho de que Cuba se encuentra más próxima a Estados Unidos que a los países socialistas, y su sistema está, por tanto, mucho más en peligro que los de los países del este de Europa. "No estamos en el mar Negro, sino en el mar Caribe; no estamos a 90 millas de Odesa, sino a 90 millas de Miami. Y si el proceso revolucionario tu viera una crisis, ¿quién lo salvaría? No vendrá nadie de fuera a defender nuestra isla; si el imperialismo nos ataca nuestra isla la defenderemos nosotros"
La única manera de defender la revolución cubana, según dijo Castro en el más violento discurso pronunciado nunca contra las ideas de Gorbachov, es "velar por la pureza ideológica". "No podemos utilizar instrumentos que huelan a capitalismo, no podemos andar coqueteando con cosas del capitalismo. Cuba jamás adoptará métodos, estilos, filosofías ni idiosincrasias del capitalismo".
Con argumentos basados en la historia de Cuba y de su revolución, Castro descalificó en concreto algunas de las propuestas reformistas del líder soviético. Anunció que la economía cubana seguirá siendo totalmente planificada, y negó la democratización como "una basura completa".
"Ya tenemos un sistema democratísimo, no tenemos nada que rectificar en eso, ni tenemos nada que aprender". Criticó asimismo las ideas de Gorbachov sobre la separación entre el poder ejecutivo y el partido comunista, y advirtió que "el Estado no puede hacer tareas políticas" y que "sin el partido sólo se construye el capitalismo".
Castro deseó que los países socialistas tengan éxito en sus proyectos reformistas, pero les propuso que si se equivocan rectifiquen esos errores. Tuvo palabras de admiración para lo conseguido por la URSS desde la Revolución de Octubre.
"Se puede hacer más"
"Se puede hacer más", añadió, "pero no negaremos ni permitiremos que se nieguen los éxitos que ha tenido el socialismo". Advirtió que está en marcha un plan para refutar todos los méritos alcanzados por el socialismo.
El presidente cubano aseguró que, pese a estas diferencias, las relaciones entre los dirigentes de Cuba y la UR SS son buenas. Castro, que habló siempre en un tono muy firme, recordó que "esta revolución se caracterizó siempre por no ser copiadora", y calificó de Imitadores de pacotilla" y de "débiles de corazón y de cerebro" a los que pretenden que Cuba se sume actualmente a las tendencias de cambio iniciadas en la URSS y seguidas en otros países socialistas.
Por el contrario, Castro reiteró en su discurso del martes la necesidad de profundizar en el proceso de rectificación, iniciado hace dos años con el fin de corregir los errores cometidos por el intento de liberalización económica hecho en el pasado. Recordó que ese liberalismo había llevado al país al "descontrol total y al caos".
Reconoció que en estos momentos Cuba atravesaba por la peor época de su historia en cuanto a disponibilidad de divisas convertibles, y auguró tiempos de mucho esfuerzo y mucho trabajo para poder sacar adelante la economía del país.
Paradójicamente con el papel de guardián de la ortodoxia que Castro quiere reservarle a su régimen, recogió la necesidad de abrir la isla al turismo y no pronunció frases duras contra EE UU. Al mismo ritmo que se han ido empañando las relaciones entre Cuba y la URSS, Castro ha ido dando en los últimos meses pasos de aproximación hacia la Administración norteamericana. En enero pasado, ambos países llegaron, en una reunión secreta mantenida en México, a arreglos importantes en materia de emigrantes. Ahora, según dijo el propio Castro, está a punto de conseguirse un acuerdo que permita la solución del problema que más ha dificultado las relaciones cubano-norteamericanas en los últimos años: la presencia de tropas cubanas en Angola.
Castro dijo que nos encontramos "en los umbrales de una solución política" de este conflicto -una nueva reunión entre representantes de Estados Unidos, Suráfrica, Angola y Cuba está prevista para el próximo día 2 de agosto en Ginebra- y anunció que "sobre la base de una solución global, Cuba y Angola estarían dispuestos a buscar los procedimientos para la retirada gradual total de las fuerzas cubanas", que se calcula en unos 40.000 hombres.
El dirigente cubano advirtió que la salida de sus soldados no se podría hacer de forma "abrupta". Suyáfrica exige que los cubanos salgan de Angola en el plazo máximo de un año, mientras que Cuba considera necesario un plazo de cinco años para desmovilizar sus tropas.
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