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Entrevista:

Borge: "Nuestra flexibilidad ha sido inútil"

El ministro del Interior sandinista cree que a Nicaragua sólo le ha faltado "echarse en brazos del enemigo"

Antonio Caño

ANTONIO CAÑO ENVIADO ESPECIAL, Los acontecimientos de la última semana en Nicaragua han vuelto a colocar a Tomás Borge, el más viejo de los nueve comandantes sandinistas, en el centro de la atención. Invariablemente vestido de verde olivo, el hombre a quien Edén Pastora logró liberar de la cárcel niega que las medidas contra la oposición interna sean responsabilidad suya, pero no oculta su decepción por el fracaso de la política de flexibilidad que en el último año ha caracterizado la gestión del Gobierno, de la mano de Daniel y Humberto Ortega.

Borge pronunció el pasado domingo un discurso largo, denso y amenazador en la ciudad de León, todavía marcada por los fuertes combates que se libraron en ella los días previos al triunfo revolucionario, que hoy cumple su noveno aniversario. Celebra Borge con su alocución el "día de la alegría nacional", la fecha en la que Anastasio Somoza abandonó el país.Pregunta. ¿Se han cometido muchos errores desde entonces?

Respuesta. Si tuviéramos que hablar de todos los errores que hemos cometido habría que escribir una enciclopedia. Por ejemplo, nos comimos toda la ayuda recibida al comienzo de la revolución, en lugar de invertirla. Cometimos errores en cuanto a la reforma agraria; se nos metió la locura de estatizar demasiada tierra. Cometimos serios errores en la costa atlántica, donde se le dio prioridad a la violencia institucional en lugar de a la persuasión política.

Pero los errores que más preocupan a los gobernantes nicaragüenses estos días son los que se podrían haber cometido en los últimos 11 meses, en los que el Gobierno liberó prisioneros políticos, alcanzó un cese temporal de hostilidades con la contra y abrió espacios políticos para la oposición. La valoración que hoy hacen los dirigentes sandinistas es la de que todo eso se entregó a cambio de nada, por lo que han considerado necesario un golpe de timón hacia posiciones más fuertes.

"En realidad no hemos tomado medidas radicales", explica Borge. "Lo que ocurre es que a raíz de los acuerdos de Esquipulas se tuvo una flexibilidad que estábamos dispuestos a mantener en aras de estimular la negociación. Pero hay a quien se les da la mano y se cogen el codo, y éstos se cogieron algo más que el codo. Empezaron a poner en práctica una filosofía de desconocimiento absoluto de la legalidad. Nada de lo que dijéramos o hiciéramos, nada de lo que dejásemos de hacer merecía el más mínimo reconocimiento. Si hacíamos concesiones, es como si no existieran; si dejábamos incluso de cumplir la ley en aras de la flexibilidad, era cono si nada".

"Estábamos entrando", asegura el ministro del Interior nicaragüense, "en una etapa donde la complacencia podía convertirse en un hecho irreversible, en un momento en el que ya no podíamos hacer más cosas que entregarnos a los brazos del enemigo

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"Yo quisiera saber", asegura Borge, "qué ocurriría en España si el embajador nicaragüense se reúne con ETA para estimular sus atentados o sus proyectos políticos. Me parece que si los españoles no expulsaran a nuestro embajador es que serían idiotas".

P. ¿Se entra ahora, entonces, en un proceso de rectificación?

R. No creo, porque la flexibilidad no era más que una contribución a la paz que, por desgracia, fue inútil, porque no fue entendida. Pero nunca hemos estado dispuestos a ceder en nuestros principios. No hay una rectificación, más bien una ratificación.

P. Pero usted ha hablado de nuevas reglas del juego

R. Nuevas reglas del juego, pero no un cambio estratégico. Es más bien un cambio de táctica.

Nuevas reglas del juego

P. ¿Y qué significan esas nuevas reglas del juego?

R. Significan que no podemos seguir siendo tolerantes con determinadas expresiones, manifestaciones o actitudes que lesionan la dignidad del país o la autoridad del Gobierno.

Tomás Borge no cree que la actuación de los representantes nicaragüenses en las negociaciones con la contra merezca críticas. "En términos globales fue correcto el manejo que se hizo, aunque en términos concretos siempre hay cosas que se pueden hacer mejor". Tampoco considera que haya que atribuir a Daniel Ortega y a su hermano Humberto la responsabilidad por el fracaso de esas negociaciones. "No fueron sólo Humberto y Daniel, sino toda la dirección nacional. Incluso hubo una cornisión destinada a dar seguimiento a la negociación en la que estaban Humberto, Daniel, Bayardo Arce y yo. De tal modo que cada cosa que se hizo fue responsabilidad de las decisiones que allí se tomaron".

P. ¿Pensó usted alguna vez que Enrique Bermúdez volvería a pasear por las calles de Managua, como lo hizo hace un mes?

R. Todo es posible. También pienso otras cosas que no digo todavía y que pueden ocurrir.

P. ¿Qué cosas?

R. Bueno, pues pienso en Enrique Bermúdez paseando por las calles de Managua, o tal vez detrás de los barrotes de una cárcel, o como un pedazo de basura en el cubo de desperdicios de la historia. Todo es posible.

P. En su discurso de León, usted acaba de anunciar que la policía utilizará, a partir de ahora, "la violencia institucional" contra quienes violen las leyes del país. Es difícil no interpretar esto como una amenaza contra la oposición.

R. No es una amenaza. Simplemente es decir que hasta ahora no se ha utilizado y ahora se va a utilizar. Es sintetizar un hecho objetivo de lo que ahora estamos decididos a hacer.

Al diario opositor La Prensa, que debe volver a circular la próxima semana después de un cierre de 15 días, el ministro del Interior advierte: "Ellos ya saben cuáles son las reglas del juego. Por ejemplo, si ellos publican que hay un submarino soviético en el puerto de Corinto, ellos ya saben lo que eso significa, saben que es una invitación a que Estados Unidos invada Nicaragua. O si publican algo que represente una burla de las normas establecidas en la ley, yo creo que habría que tomar, de acuerdo también a la propia ley, las medidas correspondientes".

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