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El Gobierno sandinista recurre al radicalismo

Antonio Caño

ANTONIO CAÑO ENVIADO ESPECIAL, El régimen sandinista ofrece, a punto de cumplirse el noveno aniversario del triunfo revolucionario, su rostro más duro. Como si nada hubiera ocurrido desde que hace un año los presidentes centroamericanos firmaron el acuerdo de Esquipulas, el Gobierno nicaragüense recurre súbitamente al radicalismo para hacer frente a los problemas de la crisis económica y la contestación interna.

El Ministerio de Defensa organiza estos días, como en los peores momentos de 1984, ejercicios militares para la protección de Managua ante la eventualidad de un ataque exterior. Las calles de la capital se han llenado de carteles que, atacan a los dirigentes de los partidos de oposición. 36 de los detenidos durante la manifestación del pasado domingo en Nandaime han sido condenados a penas de tres meses de cárcel.El diario Barricada, órgano del Frente Sandinista, justificaba ayer la expropiación de la azucarera San Antonio como "un derecho de la economía mixta" y volvía a lanzar su tinta contra el cardenal Miguel Obando y Bravo, ante cuyas oficinas un grupo de madres de muertos en combate organizaron una manifestación. El Gobierno comienza a hacer efectiva la amenaza formulada hace unos meses por el comandante Bayardo Arce de "no afrontar la guerra con escorpiones dentro de la camisa".

Otro ingrediente tradicional de la propaganda oficial recuperado en estos días son las críticas a Costa Rica. Tanto Barricada como Nuevo Diario coinciden en que el Gobierno del país vecino fue "el único que desentonó" en la reunión de la comisión permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) en la que fue analizada la expulsión del embajador nicaragüense ' Carlos Tunnermann. Esta actitud no puede estar separada del hecho de que el presidente costarricense, Oscar Arias, recibiese el jueves a representantes de 12 partidos de oposición nicaragüenses que ).e pidieron respaldo para la formación de un Gobíerno (le salvación nacional.

La reunión de la OEA fue suspendida sin que se tomase una decisión sobre la reclamación nicaragüense de que su representante sea autorizado a permanecer en Washington como embajador ante la OEA, aunque deje sus funciones como diplomático acreditado ante el Gobierno de Estados Unidos.

[En una conferencia de Prensa celebrada ayer en Washington, Tunnermann anunció que abandonaba EE UU para no dar "más excusas al Gobierno de Reagan para que continue su campaña de agresión" contra Nicaragua. "Rechazarnos la presunción de EE UU de tener poder de veto sobre la OEA y continuaremos nuestra batalla por canales legales por la autonomía e independencia de la institución y de los países miembros", dijo Tunnermann, informa Efe].

La decisión de Washington fue la respuesta a la expulsión esta semana del embajador norteamericano en Managua, Richard Melton, y el mismo número de funcionarios estadounidenses. La expulsión de Melton formó parte de un conjunto de medidas, que incluyó el cierre del diario La Prensa y de la emisora Radio Católica, destinado, según fuentes sandinistas, a "impedir que la derecha se tome las calles".

Pruebas contra Melton

El ministro del Interior, comandante Tomás Borge, ha prometido mostrar hoy, en una entrevista con Barricada, las pruebas que delatan a Melton como inspirador de los últimos actos de protesta ocurridos. Otras fuentes aseguran, sin embargo, que los disturbios responden a la irritación creciente en el país por la pésima situación económica.

La efervescencia política de los últimos meses había ocultado la realidad de que la revolución sigue haciendo agua por el lado del bienestar económico. Nicaragua sigue presentando paradojas como la de que un salario medio mensual corresponde a la mitad de lo que cuesta un taxi desde el aeropuerto a la ciudad. Con ese salario, inferior a los diez dólares, un nicaragüense puede comprar 20 kilos de frijoles o 15 kilos de arroz. Los huevos se pudren en los comercios por falta de clientes y la carne escasea incluso en los restaurantes.

Un fracaso

La reforma económica intentada a principios de este año se puede ya considerar un fracaso. La liberalización de precios y salarios no funciona porque el país no produce riqueza ni las empresas obtienen beneficios. La inflación real, según economistas independientes, es superior al 1.000%. La moneda vuelve a ser incontrolable. El córdoba sufrió el mes pasado una devaluación de más del 600% y se cambia ya a 325 por un dólar, mientras que la cotización al iniciarse el plan de ajuste era de diez a uno.

Nicaragua vuelve a ser también un país pre-Esquipulas en el orden militar. La contra ha recuperado sus antiguos métodos de guerra, y el pasado miércoles mató a seis obreros que viajaban en un camión del Ministerio de la Construcción.

En la cola que los nicaragüenses hacen cada mañana ante la parada del autobús, un hombre comentaba ayer la desesperación por el estado en que se encuentra el país: "el que tiene suerte come una vez al día. El Gobierno sólo se ocupa de los militares, la contra sigue matando inocentes y los partidos de oposición no se entienden entre ellos".

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