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Entre la inspección y el espionaje

Soviéticos y norteamericanos controlan el desmantelamiento de cohetes

Andrés Ortega

ENVIADO ESPECIAL, ¿Cómo evitar que la inspección se convierta en espionaje? La Pregunta se puede también plantear al revés: ¿cómo sacar la máxima información de un proceso de inspección? Con la llegada de los inspectores soviéticos, el 1 de julio, a EE UU, y la de los norteamericanos a la URSS, estas cuestiones se han convertido en uno de los quebraderos de cabeza de un nuevo cuerpo de especialistas que se ha creado en Washington: la On-Site Inspection Agency, oAgencia para la Inspección sobre el Terreno (OSIA).

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Tres años para destruir

La OSIA fue creada el pasado mes de enero tras la firma del tratado de eliminación de los misiles de alcance intermedio, y cuenta para este año con un presupuesto de 83 millones de dólares. A la cabeza de la OSIA está un hombre con un pasado de cargos delicados: el general Roland Lajoie, de 51 años, ex agregado militar en Moscú, ex jefe de la misión de enlace militar en Berlín e investigador en 1980-1981 en el Centro de Investigaciones Rusas en la universidad de Harvard. Habla ruso.De hecho, todos los inspectores de la OSIA, unos 200 en total, hablan ruso, explica un portavoz militar de la organización. Y en los recientes cursillos de hasta cuatro semanas de duración que han recibido estos inspectores se incluye el ruso. Hay que poder hablar con la otra parte. Y también enterarse de lo que los soviéticos dicen entre ellos.

La OSIA depende del Pentágono. Pero los adjuntos del general Lajoie son tres y provienen de la Agencia para el Control de Armamentos y Desarme, del Departamento de Estado y del FBI (Buró Federal de Investigación).

Una parte de los agentes de la OSIA se dedicarán a inspecciones en la URSS. Pero otros, unos 125, serán los encargados de acompañar a los inspectores soviéticos en Estados Unidos y en los países europeos que han desplegado misiles de alcance intermedio. Los inspectores extranjeros, según lo acordado, pueden traer consigo instrumentos de medición, cámaras, aparatos de detección de radiaciones, etcétera. Se espera que alguno de los soviéticos sean agentes de los servicios de inteligencia militar (GRU), y seguramente los soviéticos esperen también lo mismo de los norteamericanos. Al pasar por los centros e instalaciones para contar misiles y componentes podrían también ver algunos otros sistemas sensibles o secretos que se supone: no deben quedar a su alcance.

"Estamos preparados para todo. Los militares siempre tendemos a ver el peor de los casos", señala un portavoz de la OSIA. Para entrenarse, los agentes de la OSIA han llevado a cabo, al menos, un ejercicio de inspección y de escolta en cada una de las 26 instalaciones (bases, fábricas, etcétera) en Estados Unidos y en Europa occidental previstas por el tratado En la URSS, Checoslovaquia y la RDA hay 133 de estos centros.

No todo han sido rosas en estos entrenamientos pasados. En unos ejercicios los falsos inspectores soviéticos lograron escapar durante una hora a la vigilancia de los expertos norteamericanos, quedando en manos de personas no cualificadas para esas tareas, aunque en la OSIA se quita importancia a este hecho. En otra ocasión los falsos soviéticos pudieron ver las placas numéricas de varias armas y copiar así información secreta.

En principio, cada parte puede tapar los aparatos que no estén relacionados con el tratado, aunque los inspectores pueden medirlos, pesarlos y si acaso pedir pruebas de que no se trata de componentes de misiles de alcance intermedio. Cada equipo, señala la OSIA, está formado a la medida de su misión y en general contará con 10 personas, civiles y militares, hombres y mujeres, y siempre entre ellos un lingüista.

De lo primero que se trata, desde el 1 de julio, es de comprobar los datos contenidos en el tratado, según los cuales la URSS dispone de 1.836 de estos cohetes, desplegados o no, entre los que se incluyen 84 misiles de crucero nunca probados. Estados Unidos dispone de 859 cohetes a destruir.

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