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Grandes de la escena rinden homenaje a Alberti

El espectáculo 'De lo vivo lejano' abrió el Festival de Teatro de Mérida

ENVIADO ESPECIAL, El teatro romano de Mérida -"moreno y quemado por el sol", como lo describió Rafael Alberti en su Arboleda perdida-, fue el barco en el que el pasado sábado por la noche se desarrolló el homenaje al autor gaditano. De lo vivo lejano, que sirvió de apertura a la 34ª edición del festival de Mérida, no fue, según el director de la obra, Lluís Pasqual, un espectáculo, ni tan siquiera un homenaje al uso, sino "una reunión para comprobar de nuevo su gran humanidad-, una reunión de 3.000 amigos", tantos como localidades tiene el antiguo teatro romano.

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Poeta y actor

"Soy el poeta que más ha viajado, que más ha andado y que más ha volado, y que ha pasado 39 años fuera de su país... Y ahora estoy aquí con la pata tiesa". Así bromeaba Rafael Alberti, que aún se recupera de la fractura de pierna que sufrió hace casi un año en un accidente de automóvil, poco antes de que comenzara la puesta en escena de De lo vivo lejano, una evocación lírica y biográfica de la vida y obra del poeta de Cádiz.Pese a su lenta recuperación -"en esta pierna ya me han hecho toda clase de herejías: me han dado con rayos láser, con rayos verdes, azules y de todos los colores", explicó el poeta-, la "pata tiesa" no fue impedimento para que Alberti, que permaneció sentado en una silla de ruedas durante todo el espectáculo, actuara, recitara, guiara con brillantez, a través de sus propios recuerdos, a los intérpretes participantes en el homenaje e incluso improvisara para sorpresa y regocijo del respetable.

De lo vivo lejano contó con la participación de la actriz y bailarina Manuela Vargas; el guitarrista Manolo Sanlúcar; los actores Nacho Martínez, Nuria Espert y Francisco Rabal, y la soprano Montserrat Caballé, que estuvo acompañada al piano por el maestro Miguel Zanetti. El acto comenzó con una lectura por parte de Alberti de un texto suyo, escrito para esta ocasión, en el que hablaba de cómo "algunos se complacen en decirme estás viejo" y de cómo otros le reprochan el color de sus camisas; pero, pese a estas circunstancias, el poeta pasó a describir cómo se regocijaba en las alegrías que le depara la vida, cual poeta que canta a la belleza y la felicidad.

A medida que desgranaba versos y recordaba anécdotas de su vida, el poeta daba paso a las actuaciones de los intérpretes invitados. El toque de la guitarra, la danza flamenca, la interpretación de los clásicos, la lectura dé versos del propio Alberti o la voz de Montserrat Caballé sirvieron para evocar la larga vida del poeta. El inicio de su obra, el penoso episodio de la guerra civil, el exilio, su larga estancia de 24 años en Argentina, su vida en Italia y las palabras que en 1977 le sirvieron para volver a su país: "Me fui con el puño cerrado y vuelvo con la mano abierta como símbolo de paz y fraternidad entre todos los españoles", recordó Alberti.

Prolongadas ovaciones

La mayoría de las intervenciones fueron interrumpidas por tan prolongadas ovaciones que el propio Lluís Pasqual, desde el escenario, tuvo que hacer señas al público para que dejara de aplaudir y se oyera de nuevo la voz del poeta. Hasta los episodios más dramáticos de su vida fueron evocados por Alberti con gran sentido del humor. Recordó, por ejemplo, que el levantamiento de 1936 le sorprendió en Ibiza y que tuvo que refugiarse en unas cuevas de la isla para que la Guardia Civil no diera con él. Desde entonces, aseguró el poeta, la definición de la palabra isla tiene para él un significado diferente: "Un trozo de tierra rodeado de agua y de guardias civiles".No en vano José Monleón, director del festival de Mérida y coguionista, junto a Alberti y Lluís Pasqual, de De lo vivo lejano, resaltó que se trataba de traer a Mérida los momentos fundamentales de la vida de Rafael Alberti, "aquellos momentos que, aunque ya puedan parecer sólo lejanías, permanecen vivos".

El homenaje se cerró con una sorpresa propiciada por Montserrat Caballé. La soprano catalana, tras cantar el popular poema de Alberti La paloma, confesó que el poeta le había desbaratado este regalo musical hasta el punto de que lo anunció él mismo, aunque no aparecía en el libreto. Pero Caballé, poco dispuesta a dejarse arrebatar la sorpresa, puso fin a su intervención cantando un tema popular gaditano.

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