Humillaciones
EL PAÍS, 17 de junio, página 31, centro: profesores desautorizados por aprobar a alumnos de COU en institutos de Majadahonda y Leganés. Derecha: profesores desautorizados por suspender a alumnos de COU en un instituto de Huesca. (Como se dice vulgarmente: "Si c... defeca, pierde la vida, y si no, la tiene perdida".) Explicación: son profesores, malvados y descarados ex huelguistas, y hay que machacarlos bien para que aprendan. Todo esto no es más que la continuación de una larga serie de humillaciones sumadas a su ya de por sí humillada condición, contra la que han osado rebelarse un poquito este curso. 1987: huelga de alumnos. El señor Maravall se sienta a negociar con los muchachos un día sí y otro también. 1988: huelga de profesores. El ministerio convoca negociaciones de higos a brevas y manda a mandados. Huelga de alumnos: los claustros se las bandean como pueden. Huelga de profesores: brotan como hongos inspectores con talante de comisarios ]políticos (ex profesores, por cierto). Junio de 1987: se le insinúa al profesorado que abra la mano en las calificaciones. Junio de 1988: parece que algún centro tienel algún aprobado más de lo que preveía santa Estadística: ¡sean represaliados los profesores culpables! Durante tres meses nos denigran ante la opinión pública, nos llaman de vagos para arriba, nos tildan de algarada primaveral, nos tratan con afectado desdén, nos ofrecen limosnas cuando pedimos dignidad, tergiversan como bellacos la información, aseguran que para atender nuestras demandas hay que subir los impuestos, y cuando el fin de curso y un aberrante decreto de servicios mínimos nos meten en clase -"en el día de hoy, cautivas y desarmadas las hordas docentes..."-, sin haber conseguido nada y con los escasos haberes mermados, la saña no ceja: hacen befa de nuestra libertad de cátedra, nos revisan las calificaciones, pretenden expedientarnos por supuestas e indemostrables irregularidades. En tanto, a nuestros compañeros de Universidad les suben en el mes de mayo un piquillo aparente tras dos días de huelga, convocada al calor de la nuestra, y el Gobierno ve con buenos ojos las subidas de un 30% en el sueldo de los jueces. Pero es que, claro, nosotros "somos muchos" (y, además, hemos osado plantar cara). Pues nada: dado que, según el decreto de servicios mínimos, nuestra misión esencial es evitar que los niños se desperdíguen y darles en junio una puntuación, que nos sustituyan por un cruce de pastor eléctrico y presentador de concursos de televisión. Y que nos reciclen o nos exterminen. Así podrán bajar los impuestos o dedicar más dinero a los presupuestos de la OTAN.- María Teresa Gallego Urrutia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- Titulaciones
- Rectores
- Opinión
- Institutos
- COU
- Comunidades autónomas
- Ayuntamientos
- Estudiantes
- Universidad
- Administración local
- Administración autonómica
- Política educativa
- Comunidad educativa
- Enseñanza general
- Educación superior
- Centros educativos
- Sistema educativo
- Educación
- Administración pública
- Las Rozas de Madrid
- Provincia Madrid
- Comunidad de Madrid
- España