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Las exigencias de la 'contra' abortan la paz en Nicaragua

Antonio Caño

La demanda de la contra de una inmediata liberación de todos los presos políticos, juntó a otras exigencias que exceden lo negociado hasta ahora entre el Gobierno sandinista y la Resistencia Nicaragüense (RN), abortó el jueves a última hora (madrugada de ayer en España) un acuerdo de alto el fuego, definitivo en Nicaragua, cuando éste parecía más cerca que nunca. "Seguiremos defendiendo la bandera de la paz en el campo de batalla", afirmó el ministro de Defensa nicaragüense, general Humberto Ortega, después de que la delegación de la RN rechazase una propuesta de calendario con gran parte de las posiciones sostenidas hasta ahora por los reheldes.

RN anunció con "consternación" la imposibilidad de obtener un acuerdo, pero aseguró que sus tropas no iniciarán las operaciones militares ofensivas.Las dos delegaciones ni siquiera consiguieron ponerse de acuerdo sobre la convocatoria de una próxima reunión, que queda en el aire. Uno de los observadores de estas conversaciones, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Joâo Baena Soares, dijo que no podía sentirse optimista pero confió en que el proceso negociador no se interrumpa.

El dirigente socialdemócrata alemán occidental, Hans Joergen Wischewski, que participa como asesor de la delegación del Gobierno de Managua señaló que jamás en toda su experiencia negociadora -tomó parte, entre otras, en las conversaciones entre el Gobierno francés y el Frente de Liberación Nacional argelino-, había conocido gente menos seria que la contra.

Reacción de la Casa Blanca

[La Casa Blanca culpó ayer al Gobierno sandinista por el fracaso de las conversaciones de paz y señaló que una nueva ayuda militar a la contra contiunuaba siendo una posibilidad", informa Reuterl.

Cuando se frustaron las negociaciones de paz, ya habían sido negociados todos los puntos necesarios para un acuerdo. El Gobierno sandinistas ya había aceptado las condiciones exigidas para que en Nicaragua sea instalado un régimen democrático. Ya había sobre la mesa un calendario en el que la contra sólo tendría que entregar las armas después de que los presos hubiesen sido liberados y las reformas políticas concertadas y fijadas. Ya estaba todo pendiente de colocar la firma sobre un papel, cuando los representantes de RN sacaron una nueva propuesta cuyo cuerpo central es el cumplimiento en cinco días de una amnistía general, la apertura de canales privados de televisión, la suspensión del reclutanúento militar y el inmediato abastecimiento a las fuerzas de la contra.

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Esta propuesta incluye demandas como la autorización para la apertura de oficinas de RN en el plazo de 10 días, la aplicación de las medidas que garanticen la separación del Ejército de la vida política en el plazo de 30 días, la reforma de la ley de partidos políticos en 40 días, la promulgación de una nueva ley electoral en el mismo plazo, la renuncia de todos los magistrados de la Corte Suprema en 50 días, la devolución de propiedades a los miembros de RN en el mismo plazo, y la vuelta a su casa, también en 50 días, de los reclutas del servicio militar.

Entre los contrasentidos de esta propuesta destaca el hecho de que se den plazos tan cortos para medidas de tal envergadura, mientras la contra se toma hasta el próximo 31 de enero para efectuar el desarme de sus tropas.

Diálogo nacional

La, mayoría de las demandas de mocratiz adoras habían sido ya aceptadas por el Gobierno, pero éste pedía que su entrada en vigor se decidiese en un diálogo nacional de 60 días de duración en el que participasen todos los partidos legales y ocho representantes de la Resistencia Nicaragúense.

Para el general Humberto Ortega, esta nueva propuesta significa "una victoria del sector guerrerista de la Administración norteamericana representado por el coronel Enrique Bermúdez" y quiere decir también, en su oponión, que "Alfredo'César ha dejado de estar en una posición vacilante para plegarse a esa tendencia". Ortega aprovechó el clima de tensión producido por esta ruptura inesperada para anunciar que Alfredo César llevaba varios meses manteniendo contactos secretos con el Gobierno.

Según el general Ortega, César se reunió varias veces con el abogado norteamericano Paul Richler, que forma parte de la delegación del Gobierno, para preparar un acuerdo de paz. En la última ronda de diálogo celebrada en Managua el 29 de abril, el dirigente de RN se entrevistó en secreto con el propio general Ortega. En esos contactos César afirmó que contaba ya con el visto bueno de tres miembros del directorio de RN para la firma de un acuerdo. César ha confirmado esos contactos pero niega que fuesen a espaldas del directorio.

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