Carga de profundidad en el 'portaviones Honduras'

El portaviones Honduras, como algunos llaman con sarcasmo al país centroamericano más ligado a los intereses militares y económicos de Washington, está tocado desde el ataque del pasado jueves 7 contra la Embajada de EE UU, con el saldo de un estudiante y un albañil muertos. La cólera desatada por la entrega, dos días antes, del barón de la droga, Juan Ramón Matta, a las autoridades norteamericanas, en una acción que para muchos fue realizada al margen de la Constitución -que prohíbe la extradición de cualquier hondureño-, fue el detonante de una frustración acumulada en años por el sentir generalizado de que el pueblo ha perdido la soberanía.

Es prematuro señalar el alcance de los daños. Algunos lo califican como "el comienzo de un despertar nacionalista". A corto plazo, sin embargo, la consecuencia inmediata del denominado jueves rojo parece que será un reajuste en la cúpula militar, supervisado por el vecino del norte, con la destitución de los jefes y oficiales más salpicados por el narcotráfico. Una incógnita por desvelar es quién ocupará la comandancia de las fuerzas armadas, que en la práctica equivale a ser el poder más fuertedel país.De lo que nadie duda en Tegucigalpa es que la crisis no ha sido ni será dirigida por el presidente de la República, José Azcona Hoyo, quien pese a sus manifestaciones de que tiene todo controlado perdió el timón desde hace tiempo. "Azcona vive fuera de la realidad", afirma un periodista local. Ésta es tal vez una de las opiniones menos sangrantes escuchadas en torno a su capacidad de liderazgo.Cuadro de la crisisFuentes fidedignas aseguran que Azcona fue informado de la detención de Matta media hora después de haberse efectuado y de que nada pudo hacer cuando el embajador norteamericano, Everett Brigg, lo llamó la noche del ataque en petición de ayuda. Las más de dos horas que transcurrieron desde el inicio de la víolencia hasta que llegaron las fuerzas de la policía es uno de los grandes misterios de una crisis en la que hubo dos elementos: una manifestación popular y un enfrentamiento entre dos bandos del Ejército.Una semana después de los disturbios se tiene perfilado prácticamente el verdadero cuadro ole la crisis, precipitada por el grupo, de militares implicados en el narcotráfico y que ocupa la cúpula del Ejército -el jefe de las Fuerzas Armadas, general Humberto Regalado Hernández, no está directamente vinculadopero que en el último momento se le escapó de las manos.Este grupo, formado- por miembros de la quinta promoción de la Academia Militar, entre los que,figuran los jefes de la Seguridad Pública, de Estado Mayor, de inteligencia militar y de la Fuerza Naval, descubrió meses atrás una conspiración por parte de varias promociones posteriores, especialmente la sexta, para arrebatarle el poder ante sus fuertes conexiones con el narcotráfico. Decide entonces ganar tiempo entregando a las autoridades norteamericanas a Matta, vinculado al cártel de Medellin y acusado de participar en el asesinato de un funcionario de la agencia contra la droga de Estados Unidos (DEA).

Originalmente se pretende fingir una fuga de Matta a la República Dominicana, pero el proyecto se va al traste al filtrarse a la Prensa la operación de captura, posiblemente por oficiales de la sexta promoción. El conflicto se agudiza ante el clamor popular de que la detención de esta especie de Robin Hood, querido por mucha gente por su generosidad, ha sido un secuestro. Los jefes militares preparan entonces un argumento que justifique el establecimiento del estado de emergencia que no es otro que el de fomentar manifestaciones organizadas,por la extrema derecha.Fabulosa fortunaPero la situación se les escapa de las manos al participar en la concentración frente a la misión estadounidense universitarios de izquierda, campesinos y simpatizantes y empleados de Matta. Éste posee una fabulosa fortuna -estimada en 2.000 nifflones de dólares (224.000 millones de pesetas)- en tierras, inmuebles y otros negocios en los que se calcula trabajan 5.000 personas, una cifra sólo superada en el país por la de las multinacionales United Brawn y Standard Fruit Company.

La Embajada de EE UU no ha llegado hasta ahora a controlar la situación., pero en privado algunos de sus funcionarios no ocultan su disgusto por la conducta de la cúpula militar hondureña. Desde Washington, funcionarios oficiales han acusado al jefe de las fuerzas de seguridad de ser amigo de Matta y responsable de la tardanza en las tareas de auxilio. EE UU, señala una fuente cualificada, necesita urgentemente limpiar la cúpula de elementos relacionados con el narcotráfico. Los días de los actuales mandos están contados.