Ricardo Lagos: "Pinochet no tiene fuerza para imponer un fraude en el plebiscito"
El líder socialista chileno cree que el Ejército no ligará su suerte a la del dictador
LUIS MATÍAS LÓPEZ Ricardo Lagos, de 50 años, presidente del Partido por la Democracia (PPD), creado recientemente en Chile para hacer posible el triunfo del no en el previsto plebiscito presidencial, cree que el general Augusto Pinochet "no tiene fuerza para imponer un fraude". Lagos, dirigente también de una de las dos formaciones socialistas chilenas (el Partido Socialista-Núñez), está convencido de la fuerza de la oposición en la lucha contra la dictadura y defiende el uso de los actuales mecanismos legales, aunque no acepte su legitimidad.
Ricardos Lagos se encuentra en Madrid para participar en un seminario sobre planificación de la educación organizado por la Unesco y la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura. El dirigente socialista está especialmente orgulloso de la creación del Partido Por la Democracia, que él impulsó y ahora preside y que, junto al Partido Demócrata Cristiano, ha aceptado en teoría las reglas del juego de la dictadura de Pinochet, que ambos grupos combaten.Pregunta. ¿Por qué creó el Partido Por la Democracia?
Respuesta. Porque creí que en Chile sólo debía haber un partido, el de los demócratas. Y no por usar la legalidad de la dictadura legitimamos a ésta, como tampoco lo hizo Clodomiro Almeyda cuando se defendió ante el Tribunal Constitucional, ni los abogados cuando presentan recursos de amparo, ni los sindicalistas con sus pliegos de peticiones. Hemos conseguido 45.000 firmas, nos hemos organizado y tenemos con nosotros a socialistas, miembros de la izquierda cristiana, del Mapu, comunistas, democristianos, conservadores y muchos sin partido.
P. ¿Cuál es el principal objetivo del PPD?
R. Restablecer la democracia. Y comenzamos luchando por el no, controlando el plebiscito para impedir el fraude, con un apoderado en cada mesa.
P. ¿Basta con que gane el no para acabar con la dictadura?
R. No hay dictador que se vaya por perder una elección, y Pinochet no será la excepción, pero éste es un mecanismo para poner en movimiento al 80% del pueblo, que está contra él.
P. ¿Se dan las condiciones mínimas para participar?
R. El plebiscito está viciado. Ellos lo tienen todo y ponen las condiciones. Pero no tiene sentido decir si no me dan uno, dos, tres y cuatro no participo. La oposición puede crear sus propias garantías. Pinochet lleva 14 años utilizando la televisión, pero ninguna encuesta le da más del 20% de los votos. Entra todos los días en todas las casas, pero yo también lo haré, a través de los apoderados en cada mesa, que tendrán la lista de los votantes, a los que visitarán uno a uno.
P. ¿Puede ganar el sí?
P. Y si, a pesar de todo triunfa el sí, ¿abriría eso el paso a una solución a la filipina? ¿Cuál sería la actitud del Ejército?
R. Por supuesto. Eso significaría que Pinochet diría "gané" y nosotros que "perdió". No creo que las fuerzas armadas vayan a ligar su suerte a la de un hombre, porque si éste cae mañana puede arrastrarlas a ellas.
"Que se haga justicia"
P. En los últimos titempos se ha hablado mucho de que dentro del propio régimen se cuestiona la candidatura de Pinochet.
R. El hecho de que se piense en la posibilidad de otro candidato es el primer exito, de la oposición. Pero yo creo que aunque Pinochet no tiene fuerza para imponer el fraude en el plebiscito sí la tiene para ser candidato.
P. ¿Es usted partidario del juicio a Pinochet y los otros responsables de la dictadura?
R. Es imprescindible que se haga justicia, que se conozca la verdad. Después, nadie querrá venganza. Todos los partidos democráticos deben tener tres entendimientos esenciales: sobre el no, sobre esta cuestión de las responsabilidades, y sobre un conjunto de principios en el ámbito socio-económico para restablecer los equilibrios perdidos.
P. ¿Cuál es su opinión sobre la actitud de Estados Unidos?
R. Estados Unidos se da cuenta de que sus intereses estarían mejor defendidos si Pinochet no continuase en el poder, porque con ello se produce un enfrentamiento y una polarización de efectos desestabilizadores en el resto del Cono Sur, que podría tranformarse así en una nueva Centroamérica.
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