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UNA DEMOCRACIA FORTALECIDA

Aldo Rico se rindió a las tropas leales sin luchar

Se extiende la impresión en Argentina, al día siguiente de la rendición de militar sublevado Aldo Rico y de haber quedado sofocados los diferentes amotinamientos, de que las instituciones democráticas han salido fortalecidas tras las 72 horas de crisis. Rico resultó ser un tigre de papel. Ni siquiera 24 horas aguantaron sus promesas de resistir hasta el final ni sus afirmaciones de que "un hijo de asturianos no se rinde". Bastaron los disparos intimidatorios de los blindados leales al poder legítimo para que los amotinados saliesen en desbandada, abandonando sus pertrechos en la huida.

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En esta ocasión la rendición de Rico ha sido incondicional y no ha habido, como ocurrió en la pasada Semana Santa, ningún tipo de negociación con los amotinados. Rico se entregó a las 17.00 hora local (21.00 en España del lunes) y fue trasladado en helicóptero ante la presencia del jefe del ejército, general Dante Caridi. Según las últimas informaciones, Rico se encuentra ya internado en el penal militar de Magdalena, en la provincia de Buenos Aires. Con Rico fueron también detenidos 36 oficiales. Parece que se encuentra fugado el teniente Ángel León, cabecilla de la rebelión del regimiento de infantería 19 de Tucumán.[Un juez argentino ha indicado que procesará "por presunta tenencia ¡legal de armas de guerra" a Carlos Slaiman Ale, un civil que ejerció como portavoz de Aldo Rico, informa la agencia Efe.]

El balance de bajas en los sucesos no puede ser más bajo, sólo hubo dos heridos graves y uno leve en las fuerzas leales. Las heridas fueron consecuencia del choque del vehículo en el que viajaban con una mina en uno de los puentes de acceso a Monte Caseros.

Parece evidente que Rico sobrevaloró su poder de convocatoria sobre sus compañeros de armas. Apenas 24 horas antes, Rico había respondido a este periódico que no estaba solo y después añadió que "en realidad todos" los miembros del Ejército le apoyaban. El empecinado militar confundía sus deseos con la realidad. Rico y sus 200 amotinados se quedaron solos y aislados ante tres fuerzas de tareas leales, que sitiaron a los rebeldes en una zona fronteriza que, por su vecindad con Uruguay y Brasil y el tráfico comercial entre estos países y Argentina, recibe el mote irónico de triángulo de las permutas.

La infantería

Los focos de amotinamiento en el resto de Argentina fueron fácilmente apagados. Casi todos estallaron en regimientos de infantería -el arma de Rico- con excepción de un grupo de artillería y de los autores del golpe de mano que tomaron el aeroparque de Buenos Aires, que presentan las características del comando de militares ultraderechistas de variada procedencia. En esta ocasión las banderas que esgrimía Rico, si es posible seguir una línea en su batiburrillo argumentativo, estaban centradas fundamentalmente contra los mandos del Ejército. No había una exigencia clara y directa al poder civil como en la rebelión de Semana Santa.

A pesar de las preguntas de este periódico, Rico se abstuvo cuidadosamente de atacar al presiente Raúl Alfonsín y al Gobierno y dirigió sus dardos verbales contra el alto mando militar y sobre todo contra el jefe del Estado Mayor del Ejército, general Dante Caridi. Hacia el poder ejecutivo Rico sólo dejaba entrever su desprecio. El amotinado llegó incluso a pxpresar su repulsa ética por la concesión que hizo el Gobierno en Semana Santa con la ley de obediencia debida, que supuso la exculpación de gran parte de los militares implicados en la guerra sucia entre 1976 y 1982

Ahora la rebelión de Rico ponía en tela de juicio la esencia de la disciplina militar, desconocía la cadena de mando y subvertía el orden sobre el que se basa un ejército: la subordinación del inferior al superior. El ejército respondió para restablecer la cadena de mando militar y de forma indirecta, tal vez sin quererlo en su fuero más íntimo, los militares defendieron la democracia. Un comentarista escribió ayer en el diario izquierdista Página 12 que "la mayoría del ejército tuvo una oportunidad histórica. Por primera vez en lo que va de siglo salió a combatir en defensa del orden de la Constitución".

"La casa en orden"

La noche del lunes, después de que la crisis quedó completamente controlada, apareció por primera vez el presidente Alfonsín ante la Prensa y las cámaras de la televisión. Alfansín sacó de su repertorio una frase que ha pronunciado al final de la crisis de Semana Santa. Dijo que "otra vez la casa está en orden".

El presidente mostró su agradecimiento a todo el pueblo argentino, a los partidos, a la Prensa y a "las fuerzas armadas argentinas, nuestras fuerzas armadas, que han atravesado un momento duro, difícil, en ocasiones seguramente lacerante, por la necesidad de tomar actitudes contra camaradas, pero también se pronunciaron reiteradamente a través de muy distintos voceros por la República, por la democracia, por la Constitución y por el respeto a los poderes constituidos".

Continuó Alfonsín con esta afirmación: "Hemos demostrado que todos juntos estamos en condiciones de asegurar la democracia y el futuro de los argentinos. Hemos demostrado que ya está consolidada la democracia en el país y hemos puesto otra vez la casa en orden".

Insistió Alfonsín en el papel de las fuerzas armadas, cuando dijo que "este episodio ha posibilitado en el Ejército argentino una reestructuración que nos permitirá trabajar más estrechamente unidos, juntos también como protagonistas todos, para definir esta Argentina que todos estamos buscando y todos queremos". Según Alfonsín, después de este "lamentable episodio", el conjunto de la nación "es mucho más fuerte que minorías que se creen esclarecidas, que quieren hacernos transitar un camino que los argentinos estamos dispuestos a no transitar jamás".

Críticas

No comparten el optimismo de Alfonsín sus críticos más fuertes desde sectores defensores de los derechos humanos. La Asociación de Madres de la Plaza de Mayo publicó un comunicado que comienzo. con la frase "nueve meses después de la vergonzosa negociación que el poder ejecutivo realizó en Semana Santa con las fuerzas armadas genocidas se pretende inquietar a un pueblo harto de mentiras con la parodia de golpe o democracia". La Prensa recogió ayer una frase pronunciada en París por el premio Nobel de la Paz argentino Adolfo Pérez Esquivel, quien, refiriéndose a Alfonsín declaró: "Quien negocia con asesinos acaba asesinado".

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