La visita soviética
LA ESTANCIA que inicia hoy en Madrid el ministro de Exteriores de la URSS, Edvard Shevardnadze, forma parte de las nuevas posibilidades que se han abierto para unas relaciones más distendidas y constructivas entre Europa occidental y la URSS, tras la firma en Washington del tratado sobre los misiles nucleares de alcance medio. Este mes de febrero se cumplirán 11 años desde el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre España y la URSS, después de una interrupción de casi 40 por la dictadura franquista. Esas relaciones bilaterales se han normalizado sin incidentes especiales, aunque también sin progresos espectaculares y con un perfil más bien bajo en los intercambios comerciales. El anterior responsable de la diplomacia soviética, Gromiko, estuvo en dos ocasiones en España. La visita del rey Juan Carlos a la URSS, en 1984, fue un gesto de gran alcance, y cuando ya se había iniciado la reforma de Gorbachov, el desplazamiento de González permitió situar las cuestiones entre los dos Estados dentro de las perspectivas que entonces se abrieron en la política exterior de la URSS.La actual visita de Shevardnadze se produce en un momento en que se esclarece el horizonte. El mes pasado se firmó en Washington el primer tratado de desarme nuclear de la historia, suprimiendo los misiles nucleares de alcance intermedio, iniciándose una nueva etapa en las relaciones Este-Oeste. Y si para el tema específico del armamento nuclear en estos momentos hay sólo dos interlocutores privilegiados, es esencial que Europa deba participar ahora de un modo más activo, como tercero en concordia, en el debate sobre los problemas de su seguridad y acerca de otros aspectos del proceso de desarme.
Estas cuestiones han estado en el centro de los contactos que Shevardnadze ha sostenido en Bonn antes de venir a España. El hecho de que Madrid sea la segunda capital occidental que visita después de la firma de Washington confirma la mejora del papel de España en la política internacional: lo que opina nuestro Gobierno es un componente importante de la realidad europea. La superación de cierta ambigüedad que ha rodeado durante un período la postura española mejora nuestro peso. Con la pertenencia a la Comunidad Europea, como a la OTAN, ya no somos un caso más o menos raro entre los países de nuestro entono. Pero, al mismo tiempo, España ha demostrado que tiene voluntad de realizar una política coordinada pero independiente. El último ejemplo de ello ha sido la firmeza en la negociación con EE UU sobre la retirada de los aviones F-16 de Torrejón.
Existe, pues, un contexto favorable para que la visita de Shevardnadze permita un acercamiento en las cuestiones estrictamente bilaterales y una discusión franca sobre los problemas de seguridad, y desarme. España se distinguió por su apoyo a la decisión doble cero cuando esta actitud todavía encontraba resistencias en otros Gobiernos europeos. En la actualidad, la reducción de las armas convencionales, la supresión de los misiles de corto alcance y la prohibición de las armas químicas forman parte de un proceso de desarme que es trascendental para todos los pueblos europeos. Por ese camino se debe llegar a un equilibrio que garantice la seguridad de todos y aleje la amenaza de nuevas guerras. El éxito dependerá en gran medida de que se vaya consolidando el clima de distensión y de que se produzca a partir de ahora un intercambio de opiniones, bienes y personas más fluido entre la URSS y Europa occidental. En ese sentido, la visita que Shevardnadze inicia hoy significa que estamos en el buen camino.
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