La comunidad islámica de Córdoba protesta por la labor de Roger Garaudy
La Yamahiria Islámica de Al Andalus, comunidad musulmana de Andalucía, ha levantado una campaña de protesta contra la presencia en Córdoba del filósofo francés Roger Garaudy, a quien acusa de traicionar el espíritu ecuménico del Instituto para el Diálogo de las Culturas. El Ayuntamiento de Córdoba cedió hace un año a Garaudy la torre de la Calahorra para que ubicara en este monumento un centro dedicado al estudio de las tres culturas que convivieron en esta ciudad entre los siglos IX y XIII: la hebrea, la cristiana y la musulmana. La cesión, acordada para 49 años, es objeto de polémica en Córdoba, ya que los grupos de oposición en el Ayuntamiento exigieron a Garaudy que rescindiera su contrato, si bien actualmente se ha abierto una etapa de diálogo que podría dar lugar a posteriores acuerdos.Roger Garaudy ha decidido hacer frente a la polémica con una "semana de puertas abiertas" en la Torre de la Calahorra, gratuitamente al público, para que los cordobeses puedan conocer en qué ha consistido su trabajo en un año. Al mismo tiempo, ha hecho una oferta a las fuerzas sociales cordobesas y a la universidad, para que participen en los trabajos que él dirige junto al profesor de la universidad Complutense de Madrid, Juan Ignacio Sáenz. Por el momento, en la Torre de la Calahorra se está recopilando material microfilmado de más de 30.000 libros y documentos sobre la cultura de Al Andalus.
Sin embargo, la comunidad musulmana de Córdoba se ha manifestado ante la Torre pidiendo que se vaya Garaudy de Córdoba, al que acusan de traición por haber expulsado al líder de Liberación Andaluza, Abderramán Medina, de su puesto de trabajo en el instituto, y asegurando que Garaudy se ha convertido en el "nuevo inquisidor" contra los musulmanes después de haber recibido dinero de los países árabes para poner en marcha el centro.
Garaudy manifiesta que ha cesado a Medina por sus implicaciones políticas, mientras que los miembros de la Yamaha califican al filósofo francés como "el peor enemigo de los musulmanes andaluces".
