Jugando a contrabandistas con residuos nucleares
La corrupción, protagonista del tráfico ilegal de material radiactivo entre la RFA y Bélgica
A medida que avanza la investigación sobre el tráfico ilegal de residuos nucleares entre Bélgica y la República Federal de Alemania, el contrabando efectuado por la empresa alemana Transnuklear adquiere mayores proporciones, hasta el punto de convertirse, según el semanario Der Spiegel, de Hamburgo, en "el mayor escándalo de la historia alemana occidental del átomo". El asunto ha adquirido tal importancia que las autoridades de Bonn han anunciado su intención de "revisar en profundidad" el tratamiento de los desechos nucleares. Bruselas se plantea, por su parte, desmantelar el centro nuclear de Mol, implicado en la operación fraudulenta; la Comisión Europea ha pedido que los doce adopten una reglamentación más estricta, y según la Prensa belga, Italia, Suiza y acaso Francía pueden estar también involucradas en el fraude.
El tráfico fue descubierto por pura casualidad cuando el 21 de octubre de 1986 un camión de: Transnuklear, la sociedad que transporta el 80% de las materias radiactivas en la RFA, tuvo un. accidente a la altura de Kwaadmechelen cuando circulaba por la autopista, entre la central de Krummel y Mol, repleto de productos cuyo índice de radiactividad es mucho más alto de lo que indican los documentos del transportista.La investigación iniciada entonces puso rápidamente de relieve que esta rebaja de la tasa de radiactividad ha sido sistemáticamente practicada por Transnucklear desde 1982, pero el asunto sólo se hizo público cuando la televisión alemana aseguró, un año después, que la empresa había distribuido sobornos por valor de 400 millones de pesetas, que ulteriores revelaciones evalúan en 1.300 millones, el 10% del volumen de negocios de la firma de Hanau.
Destituciones
El centro de Mol, cerca de Amberes, dos de cuyos responsables han sido ya destituidos, ha sido a lo largo de los cinco últimos años el eje de un tráfico ¡legal de residuos entre Bélgica y la RFA con el que ha intentado aliviar su mala racha financiera, aceptando todo tipo de contratos para tratar cualquier desecho, incluidos aquellos que, según el semanario belga Le Vif-L'Express, "era incapaz deprocesar".La contabilidad, relativamente imprecisa, de sus intercambios con la RFA, analizada por la Oficina Nacional de Residuos Radiactivos, organismo público belga, señala que 830 metros cúbicos de desechos alemanes y 120 toneladas de barro no han sido tratadas, en contra de lo estipulado por el reglamento; 1.800 bidones allí depositados contienen, además, productos "de naturaleza desconocida", y, al parecer, según la revista belga, otros han sido reexpedidos del otro lado de la frontera repletos de arena.
De ahí que el semanario cite a un empleado anónimo del centro de Mol quien afirma que parte de los fluidos líquidos procedentes de la RFA han sido vertidos en un cercano riachuelo. Por este conjunto de favores, cuatro o cinco responsables belgas del sector nuclear habrían cobrado unos 33 millones de pesetas.
Del lado alemán, la situación no es más risueña. La mayoría de las centrales nucleares parecen estar implicadas y el número de personas corrompidas ronda, según Der Spiegel, el centenar. El Gobierno ha ordenado también investigar el contenido de 1.942 barriles traídos ilegalmente por Transnucklear desde Bélgica y en algunos han sido ya detectados restos de plutonio.
El affaire ha suscitado numerosas especulaciones. Algunos expertos citados por la Prensa estiman que la amplitud del vaivén de bidones y contenedores puede disimular algún accidente en una central nuclear que intentó evacuar a toda. costa sus residuos altamente contaminados, importando, acaso, otros menos radiactivos para hacerlos pasar por sus tradicionales desechos.
Le V¡f-L'Express considera también muy sospechosos los recientes contratos concluidos entre Mol y la central italiana de Caorso, "que presenta anomalías financieras", y la suiza de Muhl. La misma publicación denunció hace nueve meses el "juego peligroso" que dicho centro nuclear belga estaba dispuesto a jugar al intentar firmar contratos con países como Libia o Paquistán.
Frente a la preocupación manifestada por las autoridades aleinanas, las belgas se caracterizaron por su silencio hasta que a finales de la semana pasada accedieron, a petición del órgano ejecutivo europeo, a permitir la entrada en Mol de expertos comunitarios.
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