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LAS REFOMAS EN LA URSS

Stalin retrasó varios años el programa de misiles soviéticos

Pilar Bonet

El programa de desarrollo de misiles soviético, iniciado en los años treinta, se retrasó varios años por culpa de Stalin, quien represalió a los cerebros científico-militares que habían comenzado a organizarlo, según un documental emitido el lunes en la televisión soviética tras un gran despliegue publicitario. La cinta, titulada Riesgo, ha sido dirigida por Dimitri Barshchevski y se ha programado en vísperas del discurso que el líder de la URSS, Mijail Gorbachov, pronunciará el 2 de noviembre con motivo del 70º aniversario de la Revolución de Octubre.

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Nikita Jruschov aparece en Riesgo en plenas facultades y rehabilitado con todos los honores corito dirigente de la URSS y, más aún, en una situación que invita a establecer comparaciones entre él y Gorbachov. La cinta le muestra durante su intervención en la Asamblea General de la ONU en 1959, cuando llevó consiguo una "inesperada gran misión de desarme". Los telespectadores pudieron contemplar y oír cómo Nikita se subía a la tribuna de oradores, se calaba las gafas y con voz ligeramente afónica proponía abolir todos los ejércitos de todos los países en un período de cuatro años.Riesgo se inicia con unas imágenes de Gorbachov durante su conferencia de prensa en Reikiavik en 1986, seguidas de un plano de su esposa, Raisa. El título de la cinta es un homenaje a Nikita Jruschov y al XX Congreso del PCUS, que impulsó la desestalinización en 1956. El congreso se califica de "paso tremendamente valiente" y un "riesgo" en tanto que "paso hacia la verdad".

Riesgo critica la actuación de Stalin durante la II Guerra Mundial y afirma que los soldados soviéticos de 1941 "morían sin saber por qué no había jefes militares en los frentes, dónde estaban nuestros tanques y nuestros aviones y por qué las katiushas, ideadas hacía tiempo, comenzaron a producirse en los días más duros de Moscú".

Un enemigo del pueblo

"No sabían", continúa, "que en las katiushas creía Tujachevski, y que éste había sido declarado enemigo del pueblo" en un proceso que arrastró también a Serguei Koroliov, el padre del primer misil balístico soviético, del primer Sputnik (1957) y del primer vuelo tripulado al espacio (1961).

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El mariscal Tujachevski, ejecutado en 1937 y rehabilitado post mortem, inició en los años treinta la organización de un instituto de investigación científica donde se produjo la katiusha, según la película, que presenta unas secuencias del mariscal pidiendo fondos para los experimentos con cohetes desde una tribuna de oradores no identificada. Según Riesgo, Koroliov, que había pasado también por las cárceles estalinistas, hizo un cohete balístico en 1956, y en 1957 fue presentado en el desfile del 7 de noviembre en Moscú el primer misil balístico intercontinental soviético.

Tras la imagen de Tujachevski pidiendo medios, la pantalla se queda en blanco y una voz en off señala que no hay imágenes de la siguiente etapa porque todos los dirigentes del instituto de investigación científica dedicado a los cohetes fueron detenidos; los jóvenes, enviados a la prisión, y los viejos, fusilados.

Koroliov, el constructor jefe, sin más identificación debido al secreto de su trabajo, fue represaliado como supuesto agente alemán y acusado de vender secretos de guerra a la Messerschmidt. El científico pasó un año en aislamiento, otro en el campo de Kalima y seis años de arresto trabajando en una institución de proyectos. Sólo en 1953 ingresó en el partido, y no sin oposición. "No todo iba bien en Baikanur", señala Riesgo, dando secuencias de pruebas de cohetes durante la primera mitad de los años cincuenta.

Riesgo mantiene la tesis de que Werner von Braun, el constructor de la V-2 del III Reich, ahorró cinco años de trabajo a los norteamericanos en el desarrollo de su programa de misiles. Afirma que los norteamericanos se llevaron no sólo los cerebros, sino también todas las instalaciones del programa de cohetes hitleriano, y señala que a la URSS sólo le quedaron "las ruinas". Riesgo no menciona que Koroliov fue enviado seis meses a Alemania en 1946 para familiarizarse con el programa de la V-2, y que, según los historiadores militares occidentales, afirmó entonces que tal conocimiento "no le había aportado nada nuevo".

La película muestra también el dolor del pueblo soviético a la muerte de Stalin. Largas filas de ciudadanos llorosos desfilan ante el cadáver, expuesto en la Casa de los Sindicatos de Moscú. El comentarista explica que el pueblo identificaba la "felicidad de sus hijos" con el nombre de Stalin, y que el tiempo se dividió en dos: "Con él" y "sin él". "Ninguno sabía nada".

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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