Buenos augurios para 'El bosque animado' segunda película española en concurso

Había expectación ante la segunda película española: la versión, escrita por Rafael Azcona y dirigida por José Luis Cuerda, de El bosque animado, de Wenceslao Fernández-Flórez, libro misterioso y sin límites, una cumbre no bien explorada del genio de este idioma en cualquier tiempo y latitud. El empeño tenía dificultades a causa de la variedad y frondosidad del universo rural gallego ideado por el escritor. La formidable capacidad de síntesis de Azcona ha permitido a Cuerda hacer una película viva, que conserva dignidad ante su portentoso soporte literario, y que es probable que esta tarde ocupe algún lugar en la lista final de premios.

La llave maestra de la facilidad con que se ve esta, sobre el papel, difícil película hay que buscarla en la perfección del guión. Su autor, Rafael Azcona, ha logrado extraer del vasto y variadísimo conjunto de relatos que, con aromas de leyenda, trenza Fernández-Flórez entre las luces y las sombras del bosquecillo de Cecebre, una sola y sólida narración, ordenada con precisión y ligereza insuperable. Sólo un escritor de cine con extraordinaria capacidad para la síntesis puede hacer tal proeza.Pero hay bajo ésta otra proeza más profunda. Azcona ha sacrificado en su versión de El bosque animado las pronunciadas singularidades de su sentido del humor, que tienen características muy diferentes al de Wenceslao Fernández-Flórez, para poner su propio ingenio al servicio del ingenio ajeno, lo que demuestra una vez más que la humildad es la primera herramienta de trabajo en los grandes de su oficio.

Ejercicio de traslación

Con la tranquilidad que proporciona a un director tener en las manos un guión como el de El bosque animado, José Luis Cuerda ha realizado un meritorio -y también humilde- ejercicio de traslación o de traducción a la pantalla, sin caer en la tentación de poner en evidencia un estilo ostentoso o un sello de autoría. Su labor es buena, competente, y permitirá que la película alcance con buenas armas mucha audiencia.Pero una cosa es la humildad y otra, muy distinta, la timidez. Por desgracia, José Luis Cuerda se ha quedado en muchas escenas algo corto de mira, como si estuviera achicado e incluso intimidado -quizá por exceso de reverencia- ante la doble joya literaria que sabía que estaba poniendo en imágenes. A esto se debe que en El bosque animado el qué ocurre sea siempre superior al cómo ocurre. Y una película que podría haber sido de talla excepcional se queda en nada más que una buena película, divertida, gratificante y agradable de ver.

Todos los actores componen bien sus personajes, y, como de costumbre, Alfredo Landa, mejor que bien. Su trabajo en El bosque animado es uno de los más brillantes que se han visto en esta edición del festival donostiarra. Landa puede y debe optar al premio de interpretación masculina, si no se opone, entre otros, Imanol Arias, que no es tan brillante como Landa, pero cuya composición de El Lute en Camina o revienta contiene muchas más dificultades que la del inefable bandido gallego que Landa encarna en El bosque animado.

La segunda película italiana de la sección oficial embelleció algo el feísimo recuerdo que nos dejó hace un par de días la primera. Chi c'é ce está dirigida, escrita e interpretada por ese todo terreno del cine que se llama Piero Natoli, y es un minucioso, ambicioso y bien planteado estudio de comportamientos y de situaciones entre hombres y mujeres. Pero aunque en ocasiones Natoli se acerca en su película a lo que pretende, en otras las intenciones del autor se ven claramente sobrepuestas a las imágenes, y de esta manera el filme se mete en el callejón sin salida del querer y no poder, ese exceso de intelectualismo que degrada la elaboración y la convierte en simple artificio.

Fijar el futuro

Esta noche, con la proyección fuera de concurso de The believers, del británico afincado en Estados Unidos John Schlesinger, termina esta 35ª edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, en la que la organización ha fijado con riesgo una identidad bastante precisa del futuro del certamen.A primeras horas de esta tarde, el jurado internacional del certamen donostiarra (formado por Alain Tanner, Ingrid Thulin, Juan Antonio Bardem, Antxon Eceiza, Nana Djordjadze, Edgarcio Cozarinsky y Koman Chalbaud) dará a conocer su lista de premios, y, por todos los síntomas, no parece que en ella se puedan producir muchas sorpresas, pues casi todo lo importante de la sección oficial está contenido en cuatro o cinco películas. Los filmes de calidad escasean en la actualidad de manera dramática. Esto viene ocurriendo en todos los festivales, y el de San Sebastián no podía ser una excepción.