Rabat quiere actualizar las compensaciones pesqueras que percibe de España
Entrevista con Mohamed Sekkat, secretario de Estado marroquí para la CE
El secretario de Estado marroquí para las Relaciones con el Mercado Común, Mohamed Sekkat, ha asegurado que en las relaciones entre España y Marruecos no existen actualmente "problemas importantes". Sekkat es partidario de actualizar, en el próximo acuerdo pesquero con Bruselas, las compensaciones económicas que, al margen de los cánones, se convinieron hace cuatro años en la firma del convenio de pesca entre Marruecos y España, que expira el próximo 1 de agosto, y que será sustituido por otro globalmente negociado con el conjunto de la Comunidad Europea (CE).En unas declaraciones a EL PAÍS, Sekkat, el hombre que el Gobierno marroquí tiene destinado exclusivamente a negociar sus relaciones con la CE, descarta que el problema del tránsito de mercancías de productos de su país por suelo español esté ligado a las actuales negociaciones, y adelanta que el nuevo acuerdo pesquero que se pretende entre Rabat y la CE, cuyos principales beneficiarios serán las flotas de Canarias y Andalucía, tendrá limitaciones en cuanto a zonas de faena y captura de especies, debido a observaciones biológicas.
Pregunta. ¿En qué estado se encuentran las negociaciones Marruecos-CE sobre el acuerdo de pesca?
Respuesta. Hemos recibido una propuesta de acuerdo pesquero por parte de la Comunidad, que estamos estudiando y, analizando ya en su última fase con vistas a la presentación de una contrapropuesta marroquí, que se hará tan pronto haya un programa en el nivel de las negociaciones comerciales.
P. ¿Con qué objetivos negocia Rabat?
R. Los objetivos son simples. Tenemos que mantener la misma cooperación que existía antes, y en solitario, con España, ahora que este país es miembro de pleno derecho del Mercado Común Esa cooperación debe ser ampliada en tres principios muy concretos. En primer lugar, planteamos la conservación de los re cursos pesqueros. No podemos caer en el error que cometió España en el pasado: de explotar el sector pesquero como si se tratara de una explotación minera. Debemos velar por nuestros recursos haliéuticos con vistas a que existan siempre. Un segundo aspecto es la imperiosa necesidad de crear empleos en nuestro país, que igualmente debe beneficiarse de la técnica y de la formación comunitaria en este dominio. Y en último lugar está la búsqueda de la autosuficiencia.
P. ¿En qué modo estas negociaciones con Bruselas traspasan el marco global para convertirse en una negociación entre España y Marruecos?
R. No es posible. España pertenece al Mercado Común, y a partir de su adhesión, para nosotros ya ha sido algo excepcional mantener el acuerdo en vigor.
P. ¿Cuál es la política pesquera de Marruecos?
R. Nuestra política de pesca está en función de los tres principios que anteriormente le he citado. Para nosotros, la pesca es un sector prioritario. El rey Hassan II creó un Ministerio de Pesca en 1980, al que asignó unos objetivos prioritarios: auto suficiencia alimentaria, creación de empleo e industria local, y la exportación. Marruecos pretende facturar en los tres próximos años un total de 1.000 millones de dólares » a través de los productos pesqueros.
P. ¿Habrá reducción del esfuerzo pesquero, o sea, reducción de licencias?
R. Tenemos en nuestro, país análisis sobre los recursos haliéuticos de las costas marroquíes. Nuestros laboratorios de investigación nos han advertido que la reproducción de algunas especies está disminuyendo. A causa de esto, nos vemos forzados a limitar las zonas de pesca más que nada por una cuestión biológica y para evitar que un día desaparezca esta riqueza. Pero hay otras especies. Quiero decir con ello que no es lo mismo pescar al norte de Larache que hacerlo en las costas de las provincias saharianas. Nuestro esfuerzo pesquero, por tanto, estará en función de las zonas y de las especies.
Acuerdo con España
P. ¿Qué compensación financiera piden sobre la pesca, al margen de los cánones?
R. En lo que se refiere a la compensación financiera, tenemos un acuerdo con España desde hace cuatro años. Pero hay que actualizarlo. Nosotros no pretendemos vender nuestras riquezas sin cooperar. Lo que pedimos al Mercado Común son ayudas para desarrollar nuestro sector de pesca y para equiparlo de medios, incluidos los relativos al tratamiento y control del mar.
P. ¿Cuál es la situación general de las relaciones entre España y Marruecos?
R. Creo que la situación general es buena. No hay problemas importantes. Está, no obstante, el contencioso de Ceuta y Melilla; pero, como se sabe, el rey Hassan II ha propuesto recientemente la creación de una célula de reflexión para estudiar su futuro. Están también los problemas relacionados con el tránsito de mercancías por España, pero la indisponibilidad de ciertos ministros en estos días de campaña electoral en el país vecino ha paralizado los contactos. No obstante, son pequeños problemas de dos países vecinos.
Sin inconvenientes
P. ¿Cuáles son los principales inconvenientes que le ha supuesto a Marruecos el ingreso de España en la CE?
R. No puedo decir que existan inconvenientes. Estamos muy contentos con la adhesión de España al Mercado Común. Hay más ventajas, en el plano político, que inconvenientes, ya que se mejoran con la ampliación a 12 nuestras relaciones con Europa. Teniendo en cuenta el objetivo marroquí de ser algún día también nuestro país miembro de pleno derecho, no se puede, pues, hablar de inconvenientes, pero sí de algún riesgo, para el que es necesario poner en marcha medidas de solución. Me refiero a la necesidad de salvaguardar nuestras exportaciones agrícolas, similares a las españolas, que ahora se benefician de las ventajas comunitarias. Hay un compromiso por parte de la CE, en marzo de 1985, para mantener en todo lo posible las corrientes tradicionales de intercambios de los países mediterráneos.
P. Ustedes cuentan ya con una ventaja de entrada: la reducción de aranceles.
R. Sí, claro. La apertura del mercado español a los productos marroquíes en el cuadro de las adaptaciones técnicas comunitarias nos ha traído cosas ridículas, como es el caso de las alfombras. Nuestros tapices están fabricados con fibras españolas, y nos piden ahora que limitemos sus exportaciones a media tonelada por año, cuando generalmente venimos introduciendo en el mercado español una medida de 50 o 60 al año. Esto es ridículo, y pienso que convenceremos a los españoles de ello, puesto que su mercado debe estar abierto, como el resto de los países de la Comunidad. Y más aún cuando el déficit de la balanza de pagos entre los dos países es, para nosotros, crónico. Creo que, si no hay un arreglo, esto va a perjudicar en el futuro a las relaciones entre los dos países. Nuestra industria textil utiliza materias primas españolas, y es totalmente legítimo que esas materias, ya elaboradas, regresen a España exoneradas de aduana. Si nos imponen una limitación en el contingente de exportaciones, nosotros nos veremos en la obligación de hacer lo mismo.
P. ¿Considera el problema del tránsito de productos agrícolas ligado a la conclusión satisfactoria del acuerdo pesquero?
R. No tiene nada que ver con el acuerdo de pesca. Tenemos un compromiso con la CE, después de 1976, que admite el tránsito de estos productos por todo el territorio comunitario. España está ligada a ese tratado, y entonces está obligada a dejar transitar por su territorio nuestras mercancías.
P. ¿Qué tipo de tránsito persigue Marruecos?
R. Pedimos todo tipo de tránsito de mercancías, no sólo destinadas al mercado español, sino a los del resto de sus socios europeos. Últimamente hemos importado aceite de oliva español, y la mercancía ha transitado por el suelo español hasta llegar a Marruecos.
P. ¿Será agosto un mes tranquilo para España y Marruecos?
R. Espero que sí, porque nuestro deseo es desbloquear las negociaciones comerciales y de pesca con la Comunidad lo más rápidamente. En este sentido, yo tengo previsto viajar en los próximos días a Bruselas, y espero que esta visita sea una buena ocasión para Marruecos con vistas al comienzo de las negociaciones, a las que se pueden consagrar los meses de junio y julio, de forma que estemos en disposición favorable para la cita del 1 de agosto. Todo depende de la buena voluntad de los europeos.
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