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Cientos de pacifistas bloquean la entrada a la CIA

Francisco G. Basterra

Con un acto de desobediencia civil frente a la sede de la CIA, que provocó la detención de más de SM personas, concluyó ayer la protesta organizada contra la política de Ronald Reagan en Centroamérica que, durante tres días, ha reavivado en Washington el ambiente pacifista de los años sesenta y las manifestaciones contra la guerra de Vietnam. Centenares de manifestantes bloquearon durante tres horas la puerta principal de la Agencia Central de Inteligencia, en un bosque de las afueras de Washington. La movilización nacional contra la política de Reagan en Centroamérica, y también en Suráfrica, sacó a la calle en Washington, el pasado sábado, a 75.000 personas, menos de lo previsto por los organizadores.

El movimiento, que integran 35 grupos religiosos, pacifistas y sindicales, fue boicoteado a última hora por el presidente de la poderosa central sindical norteamericana AFL-CIO, Lane KirkIand. El dirigente sindical pidió a los trabajadores que no acudieran a Washington porque algunos organizadores son comunistas. KirkIand denunció que la protesta va más allá de denunciar la política de Reagan en Centroamérica, al "solidarizarse con el régimen sandinista" y apoyar abiertamente a la guerrilla marxista-leninista en El Salvador",.Pero su llamamiento no fue seguido mayoritariamente y cinco de los siete sindicatos más importantes del país estuvieron representados por sus líderes en la manifestación. Personalidades conservadoras, como Jeanne Kirkpatrick, ex embajadora de Estados Unidos en las Naciones Unidas, han dicho que la movilización es un intento de crear un "frente popular" y que "huele a extrema izquierda".

Ningún congresista liberal demócrata asistió a la manifestación del sábado.

Al amanecer

Unas 1.000 personas se trasladaron ayer antes del amanecer frente a los edificios de la CIA, donde trabajan unos 20.000 empleados, con el exclusivo propósito de cerrar el acceso del personal de la agencia y dejarse detener.Lograron lo segundo, pero no lo primero. Los funcionarios del espionaje, norteamericano, que dirige la guerra de la contra en Nicaragua, habían sido advertidos para que llegaran antes a trabajar.

Algunos retrasados tuvieron, sin embargo, que cruzar las filas de la protesta y fueron saludados con gritos de "asesinos" y "CIA, hoy no vais a trabajar". Sus peticiones de "uniros a nosotros" no fueron escuchadas por los funcionarios de la agencia.

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Los manifestantes, una mezcla de estudiantes, personas con traje y aspecto de ejecutivo, veteranos de Vietnam y bastantes mujeres, gritaron el eslogan que movía a los pacifistas hace dos décadas: "El mundo entero está mirando". Siete hombres y mujeres se bajaron los pantalones frente a la. verja de entrada y enseñaron sus traseros, en los que tenían pintado, letra por letra, "N-o R-e-a-g-a-n". Otros gritos proferidos por los críticos fueron "USA, CIA, fuera de Nicaragua" y "la CIA tiene que irse".

Problemas de tráfico

La manifestación provocó serios problemas de tráfico en la hora punta de llegada al trabajo en Washington, ya que la CIA se encuentra, en Langley (Virginia), junto a una de las autopistas principales de entrada a la capital federal.La protesta se desarrolló pacíficamente y la mayoría de los detenidos lo fueron por "obstrucción del paso". Fueron puestos en libertad inmediatamente con una multa de 50 dólares (algo más de 6.000 pesetas). Sólo continuaban detenidos los manifestantes. que se negaban a dar sus nombres.

Dos personajes históricos de las manifestaciones anti Vietnam de los años sesenta, el ex sacerdote Daniel Barrigan y Daniel Ellsberg, que entregó á la Prensa los papeles del Pentágono sobre la guerra del Sureste Asiático, fueron detenidos ayer.

250 policías con cascos antidisturbios controlaron a los manifestantes, a los que advirtieron con altavoces que esta manifestación es ilegal y si no se van ahora serán detenidos".

Ellsberg explicó a la Prensa que "este edificio está lleno de gente que sabe que lo que se está haciendo en Centroamérica es un error", y agradeció a la policía su comportamiento "correcto".

La CIA aparece cada vez más implicada en la ayuda ilegal a la contra, cuándo él Congreso la había prohibido y, ahora legalmente, está dirigiendo la última ofensiva de los antisandinistas a los que apoya con información, instructores, material y suministros.

William Casey, director de la CIA hasta hace cuatro meses, ingresó el domingo de nuevo en un hospital en estado crítico. Casey es un personaje clave en el Irangate, pero está incapacitado por un cáncer cerebral.

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