España debe comprar dos millones de toneladas de maíz a Estados Unidos cada año hasta 1990
El comisario europeo Willy de Clercq anunció ayer la conclusión de un acuerdo entre la Comunidad Europea (CE) y EE UU que "permite evitar una guerra comercial que hubiese causado un daño sin precedentes a la economía europea". El cumplimiento del compromiso logrado por el negociador comunitario recae en gran parte sobre España y Portugal, pero el embajador Carlos Westendorp, jefe de la representación permanente española ante la CE, puso inmediatamente en tela de juicio que la Península pueda absorber las cantidades estipuladas de cereales norteamericanos.
El acuerdo fue sometido ayer por la tarde a la aprobación de los embajadores de los doce ante la CE. Las reticencias de Francia, Reino Unido y sobre todo España inducían a prever que sería necesario convocar hoy a los ministros de Asuntos Exteriores para superar las divergencias. Sin embargo, ya en la madrugada de hoy, los 12 embajadores dieron la conformidad de sus países al compromiso.El texto apalabrado con Washington estipula que España comprará anualmente a países terceros hasta 1990 y con un arancel reducido 2 millones de toneladas de maíz y de productos de substitución y otras 300.000 toneladas de sorgo.
Aunque, en principio, la compra se hará a través de un sistema de adjudicaciones al mejor postor las corrientes comerciales tradicionales permiten vaticinar que entre el 70% y el 80% de este contingente será adquirido a EE UU y el resto a otros países productores como Argentina, Canadá o Australia.
Portugal, por su parte, se libra de la obligación, que figura en su tratado de adhesión, de adquirir a sus socios de la CE el 15% de los cereales que importa y, por lo tanto, comprará a mejor precio otras 400.000 toneladas suplementarias, sobre todo de trigo y algún otro producto agrícola, a EE UU y eventualmente a otros "Estados graneros".
Aunque se cumplan estas previsiones, la cantidad de cereales procedente de EE UU que irá a parar a la Península se situará por debajo del nivel de las exportaciones norteamericanas a España y Portugal antes de que ambos países se incorporasen a la Europa comunitaria y para colmar el agujero y compensar totalmente a Washington por la pérdida del mercado ibérico, De Clereq ha ofrecido concesiones industriales a Clayton Yeutter, su interlocutor en Washington.
Rebajas para la industria
El comisario europeo de comercio exterior no dio a conocer la Esta exhaustiva de los 24 productos industriales estadounidenses que se beneficiarían también de "pequeñas" rebajas arancelarias, pero citó como ejemplo a Ios puros, el bourbón, las cebollas secas y los zumos de manzana". El conjunto de las compensaciones ascienden a unos 400 millones de dólares -las industriales representan la cuarta parte- y suponen la aceptación por parte de la Comisión Europea, que negocia con Washington en nombre de los doce, de las tesis norteamericanas. De lo contrario Washington hubiese impuesto a los Estados miembros a partir de hoy, viernes, sanciones a las que la CE habría replicado.
De Clercq hizo, sin embargo, hincapié en el curso de una conferencia de prensa multitudinaria en que la CE "no se ha puesto de rodillas ni ha hecho concesiones que no sean razonables". "La solución", insistió, "es honorable para ambas partes". "No es una capitulación".
El acuerdo de Clercq-Yeutter, que el embajador Carlos Westendorp describe más bien como un "compromiso de compra", contribuirá, en teoría, a abaratar los cereales consumidos en España que no se verá ya obligada, en virtud de la preferencia comunitaria, a abastecerse a un precio más elevado en otros países de la Comunidad.,
Pero, según resaltó Westendorp, desde el ingreso de España en la CE los operadores y agricultores españoles han adquirido nuevos hábitos que acaso dificulten el cumplimiento de lo pactado entre ambos negociadores. Los primeros han sustituido parcialmente el maíz estadounidense por mandioca y cebada del Reino Unido, país que exportó a España 1,2 millones de toneladas en 1986, y los segundos han empezado a plantar maíz, elevando la producción en 600.000 toneladas hasta alcanzar 3,1 millones.
Parece, por lo tanto, probable que los cambios experimentados recientemente en el mercado español impidan comprar a EE UU todo el contingente que figura en el acuerdo y para que no se pueda culpar a Madrid de su eventual incumplimiento el embajador español ante la CE deseaba que sus homólogos se comprometiesen a absorber los remanentes de cereales que España no hubiese podido importar.
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