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Racimos de lucha

Ante el nombre de Diamantino García, cura párroco de Los Corrales (Sevilla) y presidente del Sindicato de Obreros del Campo (SOC), muchos viticultores del Midi francés sueltan una sonrisa maliciosa y comentan que es "un hombre peligroso". Diamantino, emigrante a la vendimia desde hace 17 años, fue el organizador de las escasas acciones de protesta que promovieron los temporeros españoles en Francia durante los primeros años de la transición.La más sonada ocurrió hace nueve años en la cooperativa de Pouzoles, y desembocó en un juicio por desórdenes públicos y en la expulsión de ocho trabajadores españoles, con Diamantino a la cabeza, de territorio francés. Los jornaleros pasaron tina semana en los calabozos de la policía en Beziers. La causa fue la protesta de los trabajadores de, la cooperativa reivindicando trabajar a destajo, mientras que la dirección quería abonarles el trabajo a jornal.

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Los últimos de la vendimia francesa

Un año después, la muerte de una joven vendimiadora de Albacete, gitana y de 148 años de edad, atropellada por un remolque en Redessan, cerca de Avignon, provocó un amplio movimiento, de solidaridad, con varios días de paro en toda la zona. De aquellas acciones salió un libro colectivo, Racimos de lucha, que narra la situación de los vendimiadores durante aquellos años.

En esa época menudearon las protestas que se habían iniciado a mediados de los años setenta, cuando un grupo de vendimiadores, cansados de esperar en la frontera para recoger sus contratos y pasar el reconocimiento médico a que les obligaban las autoridades francesas, decidió sentarse en medio de las vías en la estación de Port-Bou e impedir que pasara el Talgo Barcelona-París.

Los jornaleros españoles se reunían algunas noches en los pueblos para celebrar asambleas y para acordar las acciones que se podrían realizar a fin de arañar unos cuantos céntimos de franco más con los que volver a España.

Era la época en que los trenes especiales salían desde Andalucía con pancartas en las que se: pedía trabajo en España; y la época en la que Diamantino García cruzaba la frontera llevando sobre los hombros la bandera blanquiverde.

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Ahora todo es muy diferente. La vendimia se desarrolla entre el conformismo y el miedo a perder el contrato para la próxima campaña. Los racimos de lucha, como otras muchas cosas de la vendimia, ya sólo son historia.

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