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Una obra de Chillida lleva un año cubierta con tablones en la plaza de los Fueros de Vitoria

Un año después de que se decidiera cubrir con tablas el foso que acoge una obra escultórica de Eduardo Chillida en la plaza de los Fueros de Vitoria, para evitar riesgos de caída, no se ha encontrado la forma de terminar con una situación calificada como "desfachatez" y "vergüenza" por los autores del conjunto monumental, el arquitecto Luis Peña Ganchegui y el propio Chillida. El alcalde de la ciudad, José Ángel Cuerda, que se declara admirador de Chillida y al que se le "abren las carnes" cada vez que pasa por el lugar, no está dispuesto a adoptar una medida inmediata.

La plaza de los Fueros, incardinada en el corazón de Vitoria y concebida como símbolo de los fueros vascos y lugar de encuentro, aúna el aspecto estético con otros más funcional, el derivado de ser el marco para la práctica de deportes vascos como el arrastre de piedra, el frontón o el juego de bolos. En uno de sus extremos se ubica un laberinto empotrado en el suelo, y en él, la escultura de Chillida. Las obras, paralizadas en varias ocasiones, fueron apoyadas por una recogida popular de firmas. Los trabajos en la plaza de los Fueros, cuyo aspecto final alteraba sensiblemente el proyecto inicial de los artistas, concluyeron oficialmente, según el voluminoso expediente atesorado en los archivos de la Diputación Foral de Álava -la entidad que pagó la obra-, el último día de 1981, después de invertir 197 millones de pesetas.El foso en el que se encuentra la escultura, símbolo de los fueros, fue tapado con tablones antes de las fiestas patronales de la Virgen Blanca de agosto de 1985. El objetivo, evitar nuevos riesgos de caída. Algunos accidentes menores y otro más grave, sufrido por un niño pequeño que se precipitó en el interior del laberinto de piedra, de varios metros de profundidad, aconsejaron a la alcaldía tomar la decisión.

"Hay que optar entre los motivos estéticos y la propia seguridad de los ciudadanos, sobre todo de los niños. Nosotros no vamos a decir al artista lo que tiene que hacer, por respeto hacia su obra. No se ha dado, de momento, una solución artística al problema, y yo no se la voy a dar. Pero la verdad es que esa parte de la plaza es un riesgo".

José Ángel Cuerda, alcalde de Vitoria, un admirador de la obra de Chillida que reconoce: "se me abren las carnes cada vez que paso por allí", quiere que el problema se zanje con brevedad, "sin caer en la torpeza de corregir una obra de arte de Chillida".

"El problema radica sobre todo en los niños. Lógicamente, si es una persona de 40 años la que se cae, es ella la que debe asumir su propia imprudencia. Pero a los niños no se les debe pedir reflexión, prudencia o cuidado".

Los autores del proyecto, a quienes corresponde, según el Ayuntamiento, encontrar una solución al problema, no ocultan su disgusto por el atolladero en el que parece haber entrado el conflicto.

Oposición a las tablas

Luis Peña Ganchegui, el arquitecto que proyectó la plaza de los Fueros, se inclina por un canal de agua que rodee al foso en el que se encuentra la escultura y que impida las caídas. "Soy totalmente contrario a las tablas. Es una desfachatez. La verdad es que ha habido varios contactos con el Ayuntamiento de Vitoria, pero nunca se ha encargado nada de manera formal". La otra solución, una valla artística que rodeara el foso, parece haber quedado olvidada.Eduardo Chillida, el autor de la escultura, no quiere hacer declaraciones en torno a la polémica, y ruega discreción hasta que no se aprecie una voluntad real del Ayuntamiento de dar una solución para concluir el problema. El escultor no quiere insistir sobre un tema que le parece una historia absurda.

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