"La policía chilena ha organizado una, gran caza humana contra mi hijo"
Hortensia Ariztía se enteró hace unos días de que su hijo, César Bunster Ariztía, de 28 años, se ha convertido en el hombre más buscado de Chile El joven ha sido acusado por la policía de ser el cerebro del frustrado atentado efectuado contra el general Augusto Pinochet el pasado día 7. "No sé por qué se ha intentado implicar a mi hijo en esta historia y se ha desencadenado esta despiadada caza al hombre en su contra, pero, dada la falta de garantías para el ser humano existente actualmente en Chile, temo lo peor en caso de que lo encuentren", explica su madre, añadiendo que "lo único que puede salvarle es que se hable de él".
"La última vez que conversé con mi hijo fue por teléfono, hace un mes. Me dijo que estaba esperando que le contestaran de la Embajada de Canadá en Santiago respecto a un puesto como traductor y que estaba intentando encontrar una casa para alquilar", afirma. Hortensia Aritzía reside habitualmente en Málaga y ha adoptado la nacionalidad española. "No volví a saber nada de él hasta que la pasada semana me dijeron que se había organizado una enorme redada para detenerle", añade."Mi país es un lugar donde no existe respeto para los derechos y la vida humanos; mis energías, ahora están puestas en que, en caso de que la policía le encuentre, den a mi hijo las garantías mínimas que tendría en un país democrático de que se respetará su vida y se hará justicia, según los principios elementales que presuponen la inocencia de cualquier individuo hasta que no se demuestre lo contario", afirma Hortensia Ariztía. Por esta razón, viajó a París la pasada semana para realizar una serie de gestiones, como la entrega de una carta a la esposa del presidente francés, Danielle Mitterrand. En la capital francesa también intentó, sin conseguirlo, que la recibiera el embajador chileno. "Intenté explicar que sólo soy una madre angustiada por la vida de su hijo, pero no ha servido para nada", afirma.
Hortensia define su situación como una pesadilla en la que "el no tener noticias" se convierte, a la vez, en un tormento y en una esperanza a la que se agarra como a un clavo ardiendo. "Por las noches me despierto pensando que le han, cogido, quizás matado o torturado, y me pregunto dónde puede estar".
"La historia de mi hijo es la de muchos otros jóvenes que se han criado durante los 13 años de dictadura militar en el exilio, que han idealizado en el recuerdo los lugares de su infancia y que sólo aspiran a volver a su país para poner a su servicio su formación y experiencia". Según afirma su madre, César Bunster es un "joven muy idealista" que "se ha criado en una familia de demócratas de toda la vida", pero que no milita en ningún partido político. Al igual que sus padres -separados- y siete hermanos, no pudo volver a su país desde 1970. Su padre, Álvaro Bunster, amigo del presidente Salvador Allende y embajador de Chile en Londres cuando los militares dieron el golpe en, 1973, se negó a reconocer el régimen del general Pinochet. Las autoridades militares confiscaron los bienes en Chile de la familia Bunster y les negaron desde entonces, la documentación y la entrada al país.
César, que estudió con una beca la carrera de Sociología en la unversidad británica de Bimingham, residía desde 1982 en México, donde trabajaba como asistente social para la vivienda. Hace tres meses, tras numerosas gestiones, logró la autorización para entrar en Chile. "Estoy cansado de ser extranjero allá por donde voy; quiero ser chileno", le dijo César a su madre. "No entiendo cómo ha podido empezar todo esto, afirma Hortensia al recordar la última conversación con su hijo. "Fue una charla normal entre madre e hijo. Me dijo que era muy difícil encontrar un trabajo y que, si le daban el puesto en la embajada canadiense, iba a instalarse por su cuenta. Estaba muy ilusionado porque había vuelto a visitar los lugares de su infancia, entre ellos la casa de Pablo Neruda, que era muy amigo nuestro, en la isla Negra, ante la que todos los días la gente deposita flores frescas", relata.
Hortensia duda de los testimonios utilizados por las autoridades chilenas para probar su tesis de que César Bunster alquiló una casa en las proximidades del lugar del atentado -que habría servido como base a los agresores- y dos coches que fueron utilizados en el ataque. "Aunque fuera cierto, ¿cómo se puede confiar en lo que se declara en un país donde la situación de indefensión y represión brutal en que se halla el pueblo hace que el principal muelle de los individuos sea el de la propia supervivencia?"
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.