Una mirada femenina

Minutos antes de levantarse el telón del Lyric Theatre Hammersmith había 29 mujeres enlutadas sobre el escenario. A escasos metros de ellas, tres reinas y la hermana del poeta las observaban. Los titulares de la Prensa británica habían señalado: "Lorca dirigida por una mujer".Cada uno de los nueve personajes de la obra es un mundo femenino distinto, todos ellos movidos por una fiérreía mano de mujer. En el teatro se tenía la sensación de que el aliento, la mirada femenina, llenaba la noche dentro y fuera del escenario. A lo largo de los últimos días, los círculos teatrales españoles comentaban con gran expectación este estreno. No se podía evitar pensar que ante el reparto que Núria Espert tenía entre las manos la dirección era algo de coser y cantar.

Sello y presencia

Anoche, el sello de Núria Espert estaba a lo largo y ancho de la obra, y ante eso hay que inclinarse. Si sus actrices tenían oficio, ella se ha destapado como una gran profesional de la dirección, y nunca esta casa de Bernarda Alba hubiera sido así sin su presencia. A lo mejor es algo que la profesión teatral tiene que meditar: la dificultad de transmitir en escena el pensamiento femenino desde la estructura mental del hombre.

Al final esa mujer hablaba, con palabras entrecortadas por la emoción, de otra mujer. 'La presencia de nuestra soberana", decía Núria Espert, "en un teatro como este es una de las cosas más hermosas, políticamente más certeras, culturalmente más acertadas que yo he visto jamás en una persona de su posición. Ha iluminado el teatro con su presencia y le ha dado a España un momento muy importante".