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Tribuna
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Civiles

Uno de los componentes de la expedición a la Argentina, cuyo nombre y sexo no importa, tuvo el honor de codearse con gentes de la inmejorable sociedad argentina, lo que suele llamarse "la oligarquía". Gentes refinadas, mucho Borges y mucho Roederer Cristal en la conversación, viajes recientes por geografías de cultura: Florencia, Salamanca, Atenas, el Nilo, Pekín. Hablen la lengua que hablen hay un idioma internacional para estas gentes: es una manera de pronunciar que se convierte en sí misma en un esperanto. Se les entiende todo. Siempre.Los selectos anfitriones transmitieron al expedicionario catalán su más radical entusiasmo por el maravilloso espectáculo de la transición en España, sólo enturbiado por el ritmo paralelístico de los atentados de ETA, estribillo dodecafónico para una transición llena de valses de Strauss. Y, cortesía obliga, el invitado les preguntó por la situación política argentina y recibió respuestas equilibradas y espectantes sobre la actualidad, más una amable información, expresada con la misma exquisitez con la que se puede contar un viaje por el Nilo, sobre la dictadura militar. Según los informantes, los militares habían salvado al país de la subversión y los desaparecidos aun había sido pocos y eran el justiprecio por la difícil tranquilidad presente y futura.

Capaces de conmoverse ante la pluralidad de significados del corredor Vasari, por una puesta de sol en Cap Sounion o frente a la descarnada miseria. de los canes mendigos del Valle de los Reyes, no tienen ni un rincón de piedad en su memoria para los torturados, los asesinados, ni siquiera para esos niños que pagaron un duro precio por ser meros embriones de ideologías subversivas posibles. Eran el enemigo. Ya está vencido y, sarcasmos de la historia, mientras los beneficiarios más directos de la masacre siguen con sus Borges, su Roederer Cristal su capacidad de ser encantadores y excelentes anfitriones, los militares, sus matarifes a sueldo, reciben abundantes salivazos y escasas condenas para su brutalidad, pero algo pagan. Hágarime caso. La próxima vez que secuestren, torturen, violen, asesinen, ellos.

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