El Grupo de Contadora decide en Bogotá continuar su gestión de paz en Centroamérica

Presidentes y ministros de Exteriores de los países del Grupo de Contadora y del Grupo de Apoyo, coincidieron en Bogotá el viernes en afirmar que "Contadora no ha muerto" y, tras la reunión mantenida en la capital colombiana, decidieron continuar su trabajo diplomático para encontrar "una solución estable y equitativa" a la crisis centroamericana.

Tras el letargo de los últimos meses, los miembros del Grupo de Contadora (Venezuela, México, Panamá y Colombia) y del Grupo de Apoyo (Brasil, Argentina, Uruguay y Perú) acordaron "renovar los esfuerzos de paz" en América Central. Esta decisión que tomada la reunión que mantuvieron en Bogotá con motivo de los actos del relevo presidencial en Colombia. Las ocho naciones decidieron además celebrar, "a la mayor brevedad posible", una reunión de los ministros de Relaciones Exteriores del Grupo de Contadora y del Grupo de Apoyo. Fuentes diplomáticas consultadas por EL PAÍS señalaron que la cita ministerial se realizará probablemente durante la asamblea general de las Naciones Unidas en septiembre próximo.El presidente uruguayo, Julio María Sanguinetti, indicó que el Grupo de Contadora "no está muerto por el hecho de que encuentre dificultades", aunque admitió que durante los últimos meses ha habido "malas noticias".

Por su parte, el presidente colombiano, Virgilio Barco, insistió en que la gestión pacificadora del grupo sigue vigente y debe avanzar. En similares términos se expresó su colega venezolano, Jaime Lusinchi, quien puso de relieve "lo que ha evitado" Contadora.

El ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, Dante Caputo, señaló que "se están haciendo todos los esfuerzos" para desatascar el proceso de pacificación en Centroamérica. Estimó que Ia voluntad política de los presidentes de Contadora y del Grupo de Apoyo ha llevado a que "se pueda revitalizar la gestión de paz, si bien comentó que la situación en la región es crítica".

El optimismo expresado por los protagonistas de Contadora y del Grupo de Apoyo no fue correspondido por las opiniones vertidas por los presidentes centroamericanos, que mostraron dudas sobre el futuro del proceso pacificador en el área.

El jefe del Estado salvadoreño, José Napoleón Duarte, acusó a Nicaragua de entorpecer la labor de Contadora, porque tiene "una posición de confrontación sin límites". Manifestó que el trabajo de este grupo puede "tener una posibilidad" si se logra alcanzar "un acuerdo de verificación entre los cinco países centroamericanos de los compromisos que se logren".

El primer mandatario de Costa Rica, Oscar Vias, dijo que Ia tensión en Centroamérica continúa y solicitó que se busquen fórmulas "más rápidas" para evitar el estallido de una crisis más profunda.

[El ministro español de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, expresó su escepticismo sobre la posibilidad de una próxima firma del acuerdo de paz, según informa la agencia Efe. A si regreso a Madrid procedente de Bogotá donde mantuvo conversaciones sobre el conflicto centroamericano, dijo que se había conseguido en la capital colombiana "que el proceso de Contadora vuelva a vivir si bien la mediación es cada día más difícil". Manifestó también que el Grupo de Contadora a partir de ahora será más un foro para el intercambio de ideas sobre el conflicto que una comisión mediadora. Por otro lado informó que en nombre del rey Juan Carlos ha invitado al nuevo presidente colombiano a visitar España.]

A su vez, el vicepresidente de Nicaragua, Sergio Ramírez, comentó que su país aspira a lograr la firma del acta de paz "en el marco de Contadora" y propuso que ese documento se suscriba el próximo 15 de septiembre, fecha en que se conmemora la independencia de las cinco naciones centroamericanas.

El acta de paz y cooperación para Centroamérica fue presentada por el Grupo de Contadora en octubre del año pasado a los países de América Central, y después de un largo proceso de discusión se fijó el 6 de junio último como fecha para firmarla. Pero observaciones sobre las maniobras militares y el control de armamentos planteadas por Costa Rica, El Salvador y Honduras hicieron aplazar la firma.