Una respuesta polaca y socialista
En los últimos años, Polonia y sus problemas despertaron un gran interés en los medios de comunicación en Occidente. Hubo informaciones objetivas, otras emociona les; hubo también bastantes informaciones sensacionalistas o manipuladas por diversos adversarios políticos de la Polonia de hoy.En los últimos meses, este interés ha disminuido notablemente, lo que, en nuestra opinión, es una consecuencia natural de la evolución de la situación en Polonia Cabe preguntarse cuáles son las características de esta evolución e intentar formular unas preguntas.
En primer lugar, hemos superado la fase más aguda de la crisis, cuando surgió el peligro de la destrucción de las estructuras del Estado, cuando nos encontrábamos en el umbral de tina paralización total de la economía. Cumplimos con la difícil obligación de adoptar medidas radicales para frenar a las fuerzas cuyas actividades constituían una amenaza para los destinos de la nación. Hay que tener mala voluntad o ignorar por completo la historia de Polonia y las realidades polacas para no verlo.
En segundo lugar, hemos frenado la caída de la economía, que gradualmente empieza a recuperar las pérdidas que se produjeron en la fase más profunda de la crisis. El mercado está abastecido de artículos alimenticios e industriales básicos. Ha aumentado considerablemente la producción agraria. Lentamente, demasiado lentamente a nuestro parecer, empieza a subir el nivel de vida de la población. Pero hay que recordar que todo ello lo conseguimos a pesar de las restricciones impuestas por algunos países occidentales movidos por unas absolutamente injustificadas razones políticas.
En tercer lugar, ha sido reconstruida la confianza en el poder, desempeñando un papel muy importante en la vía de gobernar factores tales como la autogestión, el sistema de control de la gestión de las autoridades y diversas formas de participación de la sociedad en el ejercicio del poder. Todo ello hace que Polonia en la actualidad sea un país con un alto nivel de desarrollo de la democracia.
En esta situación se reúne en Varsovia el X Congreso del Partido Obrero Unificado Polaco. El POUP cuenta con más de dos millones de comunistas, en su aplastante mayoría los que en los años 1980-1981 y los siguientes supieron aguantar la presión de la oposición y no renunciaron, sino, todo lo contrario, reforzaron su papel en la sociedad, reforzaron su lucha. En las filas del partido quedaron los más valiosos.
En el congreso, los delegados -elegidos democráticamente han de valorar el trabajo del partido en la realización de la línea estratégica que en el año 1981 elaboró el IX Congreso Extraordinario del POUP. La llamamos línea de renovación socialista. Merece la pena recordar sus conclusiones.
En el momento más difícil de la crisis, el POUP propuso un programa de entendimiento nacional y profundas reformas económicas. Fue un error histérico el rechazo por algunas fuerzas políticas en Polonia de estas propuestas, el rechazo de la posibilidad de crear un frente común de lucha por objetivos que no dividen, sino unen al pueblo. Intereses particulares o fanatismos les condujeron a un callejón sin salida.
El programa del partido hasta el final del siglo XX ha sido discutido por toda la nación, Ello ha permitido profundizar y mejorar su contenido. Es una respuesta al gran reto de los tiempos modernos, tanto en el aspecto de las necesidades nacionales como en cuanto a las exigencias de la revolución científico-técnica. Es una respuesta polaca y socialista, en la cual -como lo ha subrayado Wojciech JaruzeIski- domina la esperanza.
Es un programa realista. Tiene en cuenta la necesidad de superar problemas tales como una inflación relativamente alta, una baja productividad y un excesivo consumo de energía y de materias primas. Un problema de gran trascendencia social es la crisis que afecta a la construcción de viviendas. El programa indica estas dificultades y prevé su relativamente rápida superación, así como un paso a un desarrollo más intensivo, aunque siempre equilibrado.
Estabilidad
El programa sale también al paso del sentimiento que tiene la sociedad polaca en cuanto a la necesaria estabilidad, la seguridad personal y económica, y también de la necesidad de ver asegurada su influencia y participación en la toma de decisiones de las autoridades.
La sociedad polaca en su gran mayoría está a favor del régimen socialista, pero exige que los cambios estructurales que se llevan a cabo garanticen la no repetición de los errores del pasado y aseguren un armonioso desarrollo del Estado y de la vida plena de todos los ciudadanos. Ésta es una gran tarea que se compromete a llevar a cabo el POUP.
Unas palabras sobre la política exterior de Polonia. Esta política está determinada por la razón de Estado y el carácter socialista del Estado. Somos un sólido eslabón del Pacto de Varsovia. Tenemos unas relaciones de profunda amistad y mutua confianza con la Unión Soviética. El objetivo supremo de nuestra política internacional es conseguir la seguridad y las condiciones exteriores del desarrollo de una Polonia soberana. Este objetivo lo podemos alcanzar solamente por la vía de una incansable lucha por la paz y la consolidación de la seguridad europea. Hemos sido y seguimos siendo iniciadores y portavoces de iniciativas de paz, ya que nuestra historia, nuestra destacada participación en la lucha contra el fascismo en la II Guerra Mundial, así como nuestra presencia real en el mundo de hoy, nos dan derecho a ello.
Polonia desea tener buenas relaciones con Occidente. Estamos convencidos de que estas relaciones son y pueden ser todavía más provechosas para ambas partes y para la paz en nuestro continente. No es posible solucionar de una manera duradera ningún problema europeo sin Polonia. Deseamos también que en este concierto europeo las relaciones polaco-españolas, en cuyo desarrollo hemos logrado ya mucho, consigan un rango todavía mayor.
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